... y mucho temor y temblor?. (1 Cor. 2.1-3)
El ministerio que desarrollamos debe estar saturado de Buenas Nuevas. Nuestro distintivo es el Evangelio: Dios encarnado en Jesucristo. Su abajamiento (Filipenses 2.1-11) para llegar a ser Señor y Salvador del mundo es nuestra bandera. Una iglesia sin Evangelio es un barco sin timón, un cuerpo sin vida, un vehículo sin motor, un mero club social.
El querido y recordado pastor Bruno Radi ? que desde el año 2005 goza en la presencia del Señor ? era una de las personas más activas en la evangelización y la plantación de iglesias que tuve la dicha de conocer. ¡Su pasión era incomparable! Luego de unos minutos de dialogar con él, uno quería salir y conquistar el mundo con el amor de Jesús.
Cada vez que enseñaba la Palabra, el brillo en sus ojos y el entusiasmo en su mensaje conmovían a su audiencia. Solía expresar así uno de sus principios fundamentales de acción: -?El éxito es sembrar el Evangelio, hablar de Jesús. La conversión y la transformación de las vidas es obra exclusiva del Espíritu Santo en respuesta a la decisión de las personas. ¡Nosotros seremos exitosos por el hecho de haber predicado a Cristo!?
Éxito es vivir un proceso
?Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo?. (Fil. 1.6)
En una época signada por la instantaneidad, podríamos llegar a creer en la inmediatez de los resultados. Como si fuera posible lograr en poco tiempo y sin demasiado esfuerzo lo que habitualmente demanda años y sacrificio.
En este sentido, una costumbre que veo entre muchos jóvenes siervos del Señor es pretender (aparentar) ser lo que todavía no son. Quizás animados por cierta dosis natural de ansiedad o por la presión de sus pares en el ministerio, desarrollan una estrategia de acción que suele privilegiar la imagen antes que el contenido. Por ejemplo, predican en una iglesia de cierta ciudad y luego reportan que han conmovido un país entero. ¡Y esta práctica no es patrimonio exclusivo de la juventud! Lamentablemente también sucede entre quienes llevan varios años al servicio del Señor.
Además de esta realidad, conozco hermanos en distintos países que sienten frustración porque no logran tener lo que otros tienen. Hermanos y hermanas en Jesús que se consideran fracasados porque no alcanzan los dones, el reconocimiento y la notoriedad que otros parecieran ...