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El consejero bíblico


Consejería prematrimonial: bíblica, sencilla, funcional / Continuación

... pareja a encontrar la verdad de sus interrogantes en las páginas sagradas.
Es peligroso tratar de acomodar nuestro poco o mucho entrenamiento en psicología o consejería pastoral a la Biblia. Debe ser todo lo contrario: Todo lo que hemos logrado en aprendizaje, todo lo leído, oído o estudiado debe ser filtrado a través de la Escritura. La Biblia es la autoridad. No lo es ningún libro, ni ningún escritor. Todo consejero pastoral debe cuidar que lo que aconseja y enseña en sus sesiones de orientación haya sido filtrado y cernido a través de las Sagradas Escrituras.
Tomemos por ejemplo la relación de la pareja con la familia extendida de cada uno: padres, hermanos, primos, abuelos, etc. En una familia latinoamericana es vital el papel que la familia tiene en la vida de cada cónyuge. El consejero llevará a la pareja cristiana a analizar a fondo cómo desean ellos manejar esa relación, pero a la vez los llevará al texto bíblico para recibir las órdenes que Dios dejó para nuestras relaciones interpersonales: 1 Pedro 3:8 17; Efesios 4:25 32; Colosenses 3:12 17, etc.
Los consejeros debemos estar convencidos de que Dios tiene las respuestas correctas para cada situación de nuestra vida. En el peregrinaje matrimonial, la pareja no tendrá junto a ella a su consejero, pero tendrá siempre a su alcance la Palabra de Dios, lumbrera brillante en su camino, el mejor manual de consejería.

5. Una consejería verdaderamente bíblica llevará a la pareja a una obediencia sin reservas a la voluntad de Dios.
Ya en mi artículo anterior mencioné la gran necesidad en nuestras iglesias de fortalecer a las parejas para que sus integrantes sean sólidos discípulos de Cristo. Cuando una pareja cristiana decide, por mutuo consentimiento, seguir y obedecer a Dios toda su vida en todas las áreas, Dios comienza a moverse. No hay duda alguna de que Él los guiará y los conducirá por camino iluminado y no en oscuridad.
En las diferentes sesiones el consejero deberá llevar a la pareja a una comprensión clara de lo que es ser verdadero discípulo de Cristo y no solamente «cristiano evangélico». Uno de los casos más tristes que he tenido en mi oficina fue el de Rolando y Nineth. Los dos eran profesionales, serios y con buena edad para casarse. Nineth provenía de una familia cristiana evangélica y desde su niñez había asistido con sus padres a la iglesia. Rolando la amaba muchísimo pero no tenía ninguna comprensión de la vida cristiana. En una ocasión ...

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