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El consejero bíblico


¿Exaltar el dolor? ¿Ignorarlo? parte 1 / Continuación

... le duele.
Aquellos que minimizan el sufrimiento personal también pueden errar al intentar una rápida resolución para el que sufre. Los hombres, en particular, parecen moverse en esta dirección. El intento puede ser loable. La mayoría de nosotros queremos que los que sufren se sientan mejor. Pero la manera en que esto se lleva a cabo puede ser nociva. Apenas oyen un esbozo de la situación, los consejeros inmediatamente podrían acudir con respuestas. Los aconsejados a menudo responden sintiendo que el consejero no quiere oír acerca del dolor, y los aconsejados entonces sienten que el dolor de alguna manera está mal.
Otras veces el intento de arreglar el problema podría no ser tan loable. Algunos simplemente no quieren oír sobre el sufrimiento de otros. Las lágrimas son inconvenientes para lo que de otra manera es en ellos una vida cómoda. Su consejo es «Hay que seguir adelante». Un breve estudio de la compasión de Jesús es un claro reproche a este proceder egoísta. La misma encarnación fue un ejemplo dramático de cómo Dios entró en la vida de su pueblo. Jesús sentía gran compasión por aquellos que estaban sin dirección, por los oprimidos, los pobres o los que habían perdido un ser querido. Al tiempo que Jesús nos aconseja llorar con los que lloran, nos señala su propia vida como ejemplo. El estoico evita o ignora estos claros temas de la Escritura.
Pregúntele a la gente que ha sufrido mucho qué es lo que más la ha ayudado. Muchos dirán, por ejemplo, «Ella estuvo junto a mí». Un amigo o consejero pudo estar presente a fin de que no se sintiera tan sola ni fuera devorada por el sufrimiento. Si nuestra meta principal es resolver la cuestión del sufrimiento, hacer que el dolor se vaya, seguramente empeoraremos la situación.
Otro peligro común en los estoicos tiene lugar cuando un consejero cuenta con un reloj de alarma interno que suena anunciando que es hora de acabar con el sufrimiento. Hay varias razones para esto. Tal vez el consejero sea compasivo y quiera que el dolor se alivie. Quizás el sufrimiento resulte inconveniente para el consejero. Tal vez el consejero crea que para sufrir hay un límite bíblico de un mes o un año, y que después es tiempo de seguir viviendo normalmente. Sin embargo, en la Biblia no hay tiempos prefijados ni etapas predeterminadas de pena y sufrimiento. Hay ciertos dolores que no serán eliminados hasta el último día (Ap. 21:4). Los consejeros deben ser pacientes con todos, deben llorar con los que lloran, y ...

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