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El consejero bíblico


Fuera con la máscara / Continuación

... junto con la confirmación de que me habían aceptado en un programa especial para personas como yo. Era diciembre de 1987.
En "Amor en acción" encontré sanidad. Toda mi identidad debió volver a construirse desde cero. Descubrí que la idea que tenía de Dios estaba distorsionada, y me resultaba difícil aceptar la realidad de su amor y aceptación completos para conmigo.
Mirando hacia atrás, veo que Dios quería mostrarme mi verdadera identidad como hombre. Ser un travesti excelente era lo único de lo que yo había estado orgulloso. La idea de ser amado por ser quien era me resultaba totalmente incomprensible.
Pero algo comenzó a cambiar. Aunque cometí muchos errores durante los primeros años en que abandoné la homosexualidad, me aferré al Señor. No puedo precisar el momento con exactitud, pero en 1988 ya no volví a dudar de que Dios me amaba y aceptaba.
Finalmente pude perdonar a mis padres por su descuido emocional y por las maneras en que yo sentí ellos me habían rechazado. Verbalicé todo eso con el Señor y la amargura comenzó a desaparecer. La falta de perdón que me había mantenido esclavo del pecado durante tanto tiempo, finalmente se estaba desvaneciendo.
Todo el proceso para dejar la homosexualidad ha sido un proceso lento pero ininterrumpido. Me di cuenta de que la gente no me veía como el travesti que yo solía ser; me aceptaban por quien yo era ahora. Sin embargo, todavía me sentía ligado a Candi. Era hora de dejarla morir.
En los años siguientes mi amistad con varones aumentó hasta el punto en que me sentí seguro en mi masculinidad. Mis deseos homosexuales estaban empezando a desaparecer.
Aunque Jesús llenaba los lugares vacíos de mi corazón, yo seguía sintiendo que había lugar para alguien más. En 1991 me enamoré de una hermosa mujer de Dios que iba a la iglesia, y que provenía de un trasfondo lesbiano. Participábamos juntos del grupo de adoración en la iglesia, y nos hicimos amigos. Yo admiraba su compromiso con el Señor, y comenzamos a noviar.
Dado que el estar de novios era algo nuevo para ambos, le pedimos consejos a nuestro pastor. Pasamos por momentos muy difíciles tratando de discernir nuestros roles respectivos ya que los dos habíamos venido de entornos homosexuales. Muchas veces Satanás trató de evitar que nuestro amor se solidificara, pero el Señor nos guió en cada obstáculo.
Ana y yo nos casamos el 19 de julio de 1992. Yo lloré al pronunciar nuestros votos matrimoniales, sabiendo que el Señor ...

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