... de su padre, tiene muchas mujeres y acaba siguiendo a otros dioses.
Desarmando los «campos minados»
Aun cuando no hayamos estado de hecho en una guerra, todos sabemos que «desarmar minas armadas» no es tarea simple: requiere pericia, atención, herramientas apropiadas y el apoyo de otros. De la misma manera, para que podamos desarmar los «campos minados» ya mencionados, principalmente el de la codicia sexual, existen algunos pasos fundamentales que debemos seguir:
(a) Nunca subestime la importancia de la relación física con su esposa. Si usted tiene 20 años, o 50, recuerde que la Biblia nos dice taxativamente: «Alégrate con la mujer de tu juventud» (Pr. 5:18). El problema es que muchos tienen la tendencia de leer lo que ese versículo no dice: «Alégrate con tu mujer mientras sea joven...» En el siguiente versículo, el texto dice claramente «...sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre». He encontrado a muchos colegas que creen en el engaño de Satanás de que es posible mantener una relación sana con Dios y no estar bien con su esposa.
(b) No trabaje hasta el punto de estar exhausto. Nuestra cultura latinoamericana nos impulsa en la dirección de ser el «pastor polivalente». Si el fútbol fuese nuestra ilustración, seríamos el jugador que juega en todas las posiciones: de golero a centro delantero. Hay cierto sentimiento de «imprescindibilidad» que nos mueve, tal vez porque somos los únicos con alguna instrucción en la Palabra, o quizá por causa del sentido de urgencia ministerial, y a veces, hasta porque no podemos pasar sin un elogio, sin un masaje en nuestro ego: «Nuestro pastor es incansable. No trabaja por el salario sino por amor a Dios». Sea cual fuere el motivo, el cansancio físico nos deja emocionalmente carentes. Y en el trabajo que realizamos, principalmente si la consejería pastoral es el área fuerte de nuestro ministerio, precisamos márgenes de seguridad.
(c) Mucho cuidado con el tipo de cosas que permite entrar en su mente. Lo que entra en su mente, va a acabar saliendo: ¿Cuántas horas por día usted pasa frente al televisor? ¿Acostumbra ir al cine? ¿Y los videos, ya tan comunes en los hogares de casi toda América Latina? ¿Se deja atraer por literatura sexual explícita, «sólo para ver la portada y poder decir a los miembros de mi iglesia de lo perdido que está el mundo»? Es necesario que seamos honestos en decir que nuestro «viejo hombre» está pronto a «resucitar» ...