... y Schwartz, 1990), queda bien establecido que el compromiso y la fidelidad en la cohabitación es mucho menor que en los matrimonios. Se preguntó a los encuestados si habían tenido al menos una relación sexual fuera de su matrimonio o cohabitación en el último año. Estos son los porcentajes de los que dijeron que sí:
Esposas: 9%
Esposos: 11%
Cohabitadoras: 22%
Cohabitadores: 25%
Otro estudio de 1994 (Laumann et al.) insistió en lo mismo: sólo un 75% de los cohabitadores son monógamos mientras cohabitan (frente a más de un 90% de los casados).
En la comparativa de 1998 de Stack y Eshleman, estudiando 17 países occidentales y Japón, se establece que los casados dicen estar felices 3,4 veces más que los cohabitadores.
¿Causas o selección?
Nadie niega que a los matrimonios les va mejor que a los cohabitadores. Una teoría es que las personas más serias, más formadas, más comprometidas, más estables emocionalmente, etc., tienden a casarse, mientras que la cohabitación sería la fórmula que prefieren las personas más inmaduras, menos estables, etc.
Pero otra postura es la que afirma que el matrimonio tiene poder para cambiar a las personas, haciéndolas más comprometidas y esforzadas. El estudio de S. L. Nock de 1998, centrado en como el matrimonio afecta a los hombres, afirma que casarse ayuda a los adultos a estabilizar su personalidad, ganar auto-estima y confianza personal, desarrollar habilidades y un sentido de responsabilidad que no necesitaban o no desarrollaron de solteros. Otros estudios (Gove et al., 1990; Hu y Goldman, 1990), Lillard y Waite, 1995) señalan que el matrimonio aumenta la felicidad, el bienestar psicológico, la salud física y la longevidad.
Todo esto lleva a la socióloga canadiense Anne-Marie Ambert, profesora en la Universidad de York, a desarrollar una lista de ventajas sociales del matrimonio que los gobiernos deberían potenciar:
?Una pareja casada es una agencia de salud y bienestar pequeña y a todo riesgo, a cargo de voluntarios. El matrimonio reduce los costes de sanidad, las inversiones en bienestar, los gastos penales y policiales. Reduce los costes relativos al abuso del alcohol, las drogas, las enfermedades sexualmente transmitidas. Más aun, cuando los individuos casados tienen niños se implican más en las escuelas y el vecindario, contribuyen a la estabilidad y mejora de su área y del sistema educativo?.