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El consejero bíblico


La disposición del siervo / Continuación

... a Dios y al pueblo con toda transparencia. Cuántos líderes han descuidado tal área y viven sin ser evaluados en el área administrativa. Tenemos una responsabilidad la cual jamás podemos evadir. Administramos recursos ajenos. Son primero los recursos de Dios y luego son los recursos de la gente con la cual estamos trabajando. No tengo el derecho de tomar algo que le pertenece al Señor y al pueblo. Jamás caigamos en el gravísimo error de llamarnos los «siervos e hijos del Rey» sólo para tener el derecho de administrar los recursos financieros y físicos sin rendir cuentas.
Cuando yo comenzaba a pastorear recibí el consejo de una mujer anciana misionera americana en mi país, de quién aprendí tanto. Un día ella me dijo: «Serafín, cuando estés en el pastorado administrando los diezmos y ofrendas de la iglesia, antes de hacer cualquier gasto pregúntate: ¿Se justifica este gasto? ¿Se ajusta este gasto al propósito de Dios y a la prioridad de la iglesia? Recuerda que ese dinero que administras, a ti no te ha costado mucho...pero si le ha costado bastante al hombre campesino que se levanta a las cinco de la mañana para vender sus verduras en el mercado. Le ha costado a la mujer que lava ropa ajena para mantener a sus hijos y al taxista que día a día está detrás de un volante y de allí han sacado su diezmo para la iglesia. A ellos les ha costado y no es justo que gastes dinero que a ti no te ha costado y lo gastes en lo que no es justo». Tales palabras calaron profundo en mi corazón de joven. Hoy casi treinta años después no las he olvidado y sus palabras me frenan cuando quiero escoger mi propio camino en materia de administración. Mantengamos la disposición a ser evaluado en el área de la administración.

LA DISPOSICION DEL SIERVO A SER EVALUADOS EN LA CONVERSACIÓN.
«?si he calumniado a alguien?» (12:3).
El tema de nuestra conversación es determinante. La Biblia claramente declara que de la abundancia del corazón habla la boca (Mt. 12:34). Necesitamos cuidar nuestros labios para no calumniar a nadie. Es imperioso ser evaluados por otros en el área de la conversación. Que bueno es poder decirle al pueblo y a otros compañeros: «Si ustedes oyen que mis palabras están desenfrenadas y destruyendo a alguien, por favor....evaluéme». Que triste es encontrar en el largo camino de la vida más de un centenar de líderes quienes han quitado de sus labios el freno y se han atrevido a calumniar a otros líderes sin ningún temor. Me refiero ...

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