... David al que se refería la maestra. Según la versión de David y Goliat que me relató, David se hizo verde y grande y le arrancó la cabeza al gigante. Me tomó un buen rato poner esta historia en orden para ella.
4. Averigüe qué piensan sus hijos.
Al regresar de la Escuela Dominical hágales un interrogatorio de evaluación. Al tiempo que resulta muy divertido, evaluará qué verdades han aprendido y cuáles no alcanzaron a entender.
Una de las personas más interesantes que he conocido era una niña de cuatro años llamada Holly. Mi esposa y yo la cuidábamos durante varias horas por día mientras su mamá enseñaba en el Jardín de Infantes. Holly y yo nos hicimos buenos amigos y tuvimos muchas conversaciones muy profundas.
Holly tenía un comportamiento ejemplar y manifestaba un interés extraordinario por asuntos espirituales. Un día, sin embargo, parecía decidida a portarse mal. No recuerdo exactamente qué estaba haciendo mal. No era nada serio, pero era algo que no estaba de acuerdo con su forma de ser. Después de reprenderla varias veces por su comportamiento, le pregunté, algo frustrado: ?Holly, ¿qué te pasa hoy?
?No sé, contestó suspirando, parece que no puedo encaminar mi vida.
Su tono era tan solemne y sincero que tuve que esforzarme para no reír.
?Bien ¿cuál es tu problema? le pregunté.
?Creo que la culpa la tienen los discípulos, respondió con total sinceridad.
Creyendo que estaba hablando tonterías para cubrirse, le dije con un tono que evidenciaba mi irritación: ?Vamos, Holly ¿qué tienen que ver los discípulos con tu comportamiento?
Abrió sus ojos e inclinándose hacia adelante como para compartir conmigo un gran secreto, dijo: ?Eran hombres muy malos.
En ese instante me sentí atrapado, pero no quise terminar la conversación sin encarar este concepto de que los discípulos eran hombres siniestros, pero yo no estaba dispuesto a que ella me desviara del tema de su comportamiento travieso. Sabiendo que esto tenía el potencial de extenderse en una larga sesión, decidí encarar un solo tema a la vez.
?Los discípulos no eran hombres malos, le respondí.
?Oh sí, ?me corrigió? no permitían que los niños vengan a Jesús.
?Muy bien?, admití. ?A veces hicieron algunas cosas mal, pero por lo general eran hombres buenos. Eran los ayudantes de Jesús.
?Es cierto, ?dijo Holly, como si ella fuera la maestra y yo el alumno- ellos eran los ayudantes ...