... profunda acerca de los propósitos de Dios cuando escribe: «Pero envió delante de ellos a un hombre: a José, vendido como esclavo. Le sujetaron los pies con grilletes, entre hierros le aprisionaron el cuello hasta que se cumplió lo que él predijo y la palabra del SEÑOR probó que él era veraz» (Salmo 105:17-19).
Dios puede estar haciendo muchas cosas en nuestra vida al permitir que perdamos un trabajo. Pero una cosa es segura: como un padre con su hijo, Dios está moldeando nuestro carácter. Entonces tenemos que preguntarnos: «¿Qué parte de mi carácter necesita trabajo?»
Los que sirven al Señor Jesucristo pueden descansar en la seguridad de que Dios nunca va a malgastar sus sufrimientos ni permitir que sufran sin sentido alguno. Creo que hay un propósito detrás de todo lo que toca nuestras vidas y nuestra tarea es hallar ese propósito en lo posible. Si de repente nos despiden, podemos decir: «Creía que era un buen trabajo pero Dios sabe lo que más conviene. Debe haber algo mejor para que yo haga en vez de trabajar para esta compañía. Ahora debo descubrirlo».
¿Recuerdas a mi amigo que perdió su puesto después de trabajar veinticinco años para la compañía? Dios tenía un mejor propósito para él: un ministerio fabuloso que jamás había previsto. Un día la iglesia le propuso un puesto para trabajar con los ancianos. La iglesia nunca pensó proponérselo cuando él tenía un «puesto importante» pero ese parecía ser el momento justo. ¡Y lo era! Sintió que había llegado al cielo cuando la iglesia le abrió las puertas para ministrarle a los ancianos. Nunca había vislumbrado una carrera tan placentera cuando dejó el mundo de los negocios a los cincuenta y tres años.
Muchos años atrás, antes de fundar la Asociación Evangelística Luis Palau, a mí también me despidieron. Gracias a Dios, para ese entonces ya había aprendido estos principios y de inmediato traté de ponerlos en práctica. Durante casi tres meses, a menudo me sentaba en una mecedora tratando de resolver: ¿Por qué Dios permitió que pasara esto? Tiene que haber una razón. Mientras tanto tuve que seguir adelante, e íbamos dando tumbos de un lado a otro tratando de construir el equipo desde cero. Pero seguía pensando: Dios está tratando conmigo y con mi alma en medio de todo esto. Está tratando de enseñarme algo que no hubiera aprendido de ninguna otra manera. Él no lo haría simplemente porque le dio la gana. Él no estaba mirando para otro lado cuando esto sucedió. Creo que Dios ...