... más por la viga en nuestros ojos que por la paja del prójimo (Mt. 7:3-5). Dios pide que la gente cambie los dedos acusadores por un examen del corazón.
La doctrina de la Escritura requiere que en las tareas asignadas los aconsejados escuchen a Dios. Esta doctrina de responsabilidad humana requiere otra clase de tarea: el mirarse a uno mismo. La función de la tarea asignada es dirigir el enfoque del ministerio de consejos. Un adecuado autoexamen hace que el enfoque principal no sean las acciones de otros sino la manera en que el aconsejado responde a las circunstancias. La tarea que se asigne a Guillermo y Alicia hará que ellos sean responsables por su participación momento a momento y día a día en el proceso de cambio. La tarea asignada se centra en lo que se espera de ellos. Hace que la gente deje de creer que otras personas o circunstancias cambiarán y harán más fácil la vida. Lleva a la gente a dejar de esperar que el consejero realizará maravillas que producirán cambio. Concentrarse en la responsabilidad personal hace que la esperanza esté en Dios y en el poder del evangelio para cambiar al aconsejado.
La tarea que se le asigna requiere que el aconsejado comience a entenderse a sí mismo ante Dios, a confiar su vida a Dios y a caminar en forma responsable ante Él. Además la tarea contribuye a que el aconsejado sea responsable por los cambios que deben tener lugar en relación a Dios y al prójimo. Él no va a la sesión de consejos para sentarse pasivamente ante un padre espiritual, sino que el consejero es guía y maestro y le muestra al aconsejado la parte que debe tener en el proceso de cambio.
Los seres humanos son responsables, y de este hecho surgirá una tarea adecuada para el aconsejado. Esto es importante porque va en contraposición al impulso y dirección de la caída del hombre y de nuestra cultura. Guillermo y Alicia viven en una sociedad que ha institucionalizado el hábito de echar culpas. A esto se agrega la tendencia natural que tienen los corazones humanos de erigir elaborados sistemas de excusas y culpa, y al mismo tiempo cerrar los ojos al mal que hay en nosotros. Uno comienza a comprender qué importante puede ser la tarea asignada que conduce al aconsejado a tener parte activa autoexaminándose y realizando cambios en virtud de la esperanza en Dios y la dependencia de Dios. Nuestra doctrina de responsabilidad humana requiere que en la tarea que se asigna a los aconsejados, éstos hagan una pausa y se miren a sí mismos con precisión.
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