... La violencia genera miedo; es un instrumento de control. En ocasiones hasta resultará difícil obtener los hechos de boca de la persona golpeada. Es probable que ésta desee fervientemente preservar el momento de paz temporaria que está viviendo, o que tema que su honestidad desencadene una represalia, o bien que haya sido amenazada «Si tu hablas, entonces yo te voy a?». Puede ocurrir que a la víctima le resulte sumamente vergonzoso el hallar estos problemas en el seno de su hogar y podría ser reacia a dar a conocer el grado de maldad. A todo esto se suma el hecho de que probablemente usted tenga que enfrentar un complot basado en el silencio de la familia, que sirve de protección al opresor.
Estas son sólo algunas formas que muestran la violencia familiar como un pecado «secreto». Usted debe estar preparado para sacarlo a la luz.
La palabra de gracia en Jesucristo
Las personas violentas necesitan a Cristo; esta verdad se ve en Hebreos 3:12-14. La corriente del pecado arrastra y aparta al ser humano del Cristo vivo. Este es un problema del corazón, que requiere atención diaria. Jesús, que entregó su vida por los pecadores, abunda en gracia y su gracia es eficaz.
1. Aspire a una reestructuración profunda del corazón y del estilo de vida. Los ajustes superficiales sólo logran que el comportamiento de la persona tenga mayor aceptación por parte de su núcleo social. Usted debe poner en evidencia las intenciones del corazón, que mueven al acto de violencia: las ansias de poder, control, dinero; la búsqueda de placer, confort, amor, respeto, entre otras. ¿Qué cosas se empeña en seguir haciendo obstinada y deliberadamente esta persona? Sus actos de violencia no tienen que ver con su esposa, sino consigo mismo y con las idolatrías que arrastró con él al matrimonio. Las personas violentas fingen ser un dios y luego se comportan como si fueran el diablo, en lugar de servir a Dios. Deben arrepentirse de sus pecados para con Dios, que son los que traen como consecuencia los pecados para con los demás. Tanto el comportamiento como las motivaciones hostiles deben quedar al descubierto
(ver Stg. 3:5-12, 3:14-16, 4:1-4, 4:6 y 4:11-12).
2. Propóngase solucionar las manifestaciones secundarias de los principales pecados y reacciones. Por lo general, la crítica, la queja, la irritabilidad, las pequeñas peleas y las discusiones preceden al acto de violencia y suelen ser manifestaciones externas que comparten un origen común ...