... Este hombre sabio le hizo ver el pobre uso que estaba haciendo de su tiempo y energía. Si Moisés insistía en hacer todo el trabajo él mismo, los problemas de su pueblo le aplastarían (vs. 17-18). Jetro dijo a Moisés:
«Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo por ti; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo» (vs. 21-22).
Delegar daría buenos resultados y la carga de Moisés sería más ligera (v. 22). Compartir sus responsabilidades administrativas no iba a representar merma en su cargo como representante de Dios y líder. Moisés continuaría representando a su pueblo ante Dios y enseñándole las leyes y decretos de Dios (vs. 19-20).
Ted Engstrom, en su libro «The Making of a Christian Leader» (Creando un líder cristiano) menciona los beneficios de delegar.
Algunos son los derivados de una mejor comprensión y relación entre los líderes y sus seguidores. Las personas a las que se les da la oportunidad de desarrollar sus talentos y habilidades latentes trabajan más satisfechas, lo que a su vez mejora su estado de ánimo. Al mismo tiempo, delegar alivia las presiones sobre el líder, liberándole para pensar y planificar la estrategia (Engstrom 1976:136-4). Engstrom continúa señalando seis principios básicos del arte de delegar.
1. Seleccionar los trabajos a delegar y organizarlos para poder hacerlo.
2. Elegir la persona adecuada para el trabajo.
3. Preparar y motivar a la persona delegada para realizar la tarea.
4. Dar la tarea asegurándose la plena comprensión de ésta.
5. Animar a actuar con independencia.
6. Mantener una supervisión - nunca soltar las riendas.
Concluye con estas palabras. «No olvides nunca que una delegación efectiva ayuda a progresar, da buenos ánimos e inspira la iniciativa. La prueba final de un líder es que deja tras de sí a otros hombres convencidos que continuarán la obra».
¿POR QUÉ NO DELEGAMOS?
¿Por qué algunos de nosotros tenemos tanto temor a delegar trabajo en otros?
En primer lugar, tememos que otros no puedan hacer el trabajo tan bien como nosotros mismos. Nos asusta pensar en la posibilidad de que nos dejen en la estacada. Pero si concretamos ...