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El consejero bíblico


LA URGENTE NECESIDAD DE LA KOINONIA / Continuación

... ministerio no puede y no debe ser responsabilidad única del pastor. La koinonia alcanza a todos los miembros de una congregación. Es imposible que una persona tenga una profunda relación con todos los congregantes, por eso cada cristiano debería tener su propio círculo íntimo a quien vigilar y ante quien ser responsable. Lo que nosotros como líderes podemos hacer es proveer el contexto para que los miembros de la iglesia practiquen la koinonia.

La koinonía es preventiva (detecta el enfriamiento en su fase inicial) y curativa (forma parte de la solución para que no vuelva a suceder). Cuando la koinonia florece en una congregación, en forma espontánea existirá también el ministerio de «mirar bien» (vigilar), y la puerta trasera de la iglesia será mucho más chica que la puerta delantera.

Nota del autor: Después de escribir este artículo me llamaron de Radio Esperanza en Chicago con el deseo de hacer una entrevista sobre este tema. Una de las preguntas me hizo pensar: ¿Por qué no se da esta relación, nadie quiere dar cuentas a otro creyente?

A continuación presento mis conclusiones:

1) El problema mayormente se da entre los hombres y no las mujeres. Las mujeres son más propensas a gozar de la verdadera koinonia. Sin embargo, aun para ellas requiere un esfuerzo para que haya verdadera comunión y no un chismeo.

2) Culturalmente no confiamos en nadie. Nuestra «cultura» es algo que llevamos a dentro. Son unas soluciones ya formadas (por la cultura) a las cuestiones básicas de la vida que todo el mundo, tarde o temprano, se tiene que enfrentar. La cultura dicta a no confiar en nadie. Por eso usamos la frase: «Él o ella es de confianza». El resultado es que entablamos las amistades con cierta distancia. En el ambiente cristiano nos lleva a sentir que el otro tiene que ganar el derecho de conocerme íntimamente.

Después de una sesión de consejos donde tratamos cosas íntimas, el aconsejado nos dijo: «Espero que no los vea de nuevo». La idea está clara. Ya que ustedes conocen lo que está pasando en mi vida, no conviene que nos veamos otra vez.


3) Puede ser señal de orgullo.

4) Hay un sentir (no fundamentado en la Biblia) que el cristiano de verdad carece de tentaciones y por ende de pecados. Entonces, si me abro y cuento lo que ocurre en mi vida, seré la única persona. La realidad es otra. Todos tenemos los pecados predilectos o como dice Hebreos 12:1 «... el pecado que ...

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