Artículos

El consejero bíblico


Abuso doméstico: ayudando a la víctima / Continuación

... ser tratadas en forma pecaminosa que tomar una posición contra el pecado. Puede que tengan miedo de que la confrontación lleve al divorcio. Sin embargo, una forma de amar al perpetrador es mostrar claramente el pecado y sus consecuencias. Minimizar o ignorar esto, para ambas partes, puede ser espiritualmente mortal. Tal confrontación debe llevarse a cabo en la presencia de un tercero.
3. Perdone pronto, pero no permita que el pedido de perdón del perpetrador sea el fin de la discusión. La reconciliación comienza cuando el perpetrador pide perdón. En situaciones donde ha habido violencia, es evidente que el control y la arrogancia son una forma de vida. Estos hábitos nunca deben ser ignorados con las palabras, «¿Me perdonas?» La carne y el diablo crecen cuando el dolor y los pecados son escondidos. Porque esto es así, una forma en que la esposa puede amar al marido es permitir a su esposo conocer las consecuencias del pecado de él en la vida de ella. Esto no se hace para aumentar el dolor, sino para sanar.
4. Hable con ternura y amor. En un mundo en el cual la tecnología avanzada es símbolo de poder, nos olvidamos del poder de las palabras. Éstas, sin embargo, pueden desarmar a personas enojadas. A una mujer le puede alentar mucho saber que «la respuesta suave aplaca la ira» (Pr. 15:1). Aunque ella no es la causa de la violencia, sin embargo tiene algún poder para calmarla con humildad, ternura, y amor.
La violencia doméstica es tan dañina para el matrimonio como el adulterio. Nunca debemos menospreciar su impacto en la víctima. Pero, al igual que con toda clase de sufrimiento, tampoco debemos minimizar la gracia de Dios para las víctimas. Dios reserva perspectivas únicas de Su persona para quienes han sido oprimidos, y les da poder para vencer a los enemigos gemelos de la timidez y la ira.

Dr. Eduardo T. Welch, director de Aconsejamiento en CCEF, Glenside, Pennsylvania, EE.UU.