... está haciendo lo suyo para solucionar su problema y que nosotros estamos obedeciendo el mandato bíblico al amar y confiar una vez más.
Nos han enseñado a confiar. Enseñamos a nuestros hijos que es importante confiar. La confianza es el mejor regalo que un cónyuge le puede hacer al otro. En realidad, la confianza es algo crítico en toda relación, sea entre amigos, empleado / empleador, el presidente de un país y su pueblo, padre / hijo, marido / mujer. Cuando alguien no dice la verdad y lo descubrimos, la relación se desintegra.
Las mentiras corroen la confianza
Los mentirosos cuentan con nuestra confianza. En primer lugar, triunfan al seducir nuestra confianza y luego al violar esa confianza. Después, asumen control penetrando en nuestra realidad y nos imponen la realidad de ellos. Nos dicen que lo que vemos, creemos, oímos y sentimos es falso. Y porque queremos creer, dejamos en suspenso nuestra incredulidad y creemos, una vez más.
Las mentiras nos apartan de nuestra búsqueda de la verdad y desintegran nuestra integridad. E1 engaño es como una violación física pero invisible. En vez de ser un ataque físico, las mentiras atacan la mente y hacen impacto en el espíritu. En vez de perder la virginidad, uno pierde la inocencia. Uno ya nunca vuelve a ver al mentiroso como solía verlo. Si el mentiroso es alguien ante quien hemos desnudado nuestro cuerpo o nuestra alma, por ejemplo una relación marital, el dolor nos llega a inmovilizar. Uno comienza a dudar de uno mismo y comienza a cuestionarse en cuanto a los conceptos aprendidos sobre amar y confiar.
Volviendo a confiar
«Una mentira exitosa es una mentira doble; un error que debe corregirse es una carga más pesada que la verdad» dijo Dag Hammarskjold, ex secretario general de las Naciones Unidas.
La sanidad de heridas mentales y espirituales no sucede de la noche a la mañana. Volver a tener confianza es algo que cuesta. El mentiroso debe asumir responsabilidad y debe darse cuenta de que tiene ganarse la confianza. Y nosotros debemos hacer lo que muchos mentirosos no pueden hacer:
Volver a la totalidad del ser a la luz de la verdad. Admitamos nuestro pecado. Si hemos sido deshonestos, disculparnos no es suficiente. Debemos dar la vuelta y caminar en dirección opuesta (Proverbios 4:24-27). Luego, hay que aceptar la gracia de Dios y lo que el dice sobre nosotros (Salmos 139). Perdonar a otros no significa justificar su comportamiento. Significa que renunciamos a nuestro derecho ...