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El consejero bíblico


El dolor de un hijo pródigo

Anónimo

Aún así, con todo, aprendí lecciones valiosas de la rebeldía de mi hija.

Si usted se encontrara con mi hija hoy por la calle o en un centro comercial de la gran ciudad donde vive, vería a una joven de 25 años atractiva, de 1,75 m de altura, de cabello oscuro, con un espíritu abierto y segura de sí misma. Vive en forma independiente, sirve al Señor en su iglesia y ayuda a jóvenes menos privilegiadas en su tiempo libre.
Nada dejaría traslucir que, cuando ella tenía la edad de estas adolescentes, a partir de la escuela media y hasta fines de la escuela superior, estaba enemistada con el mundo. En algún momento cerca del sexto grado, decidió oponerse a las normas: vestirse en estilo ?punk? (esto fue a principios de la década del 80), discutir con sus padres sin darles tregua, hacer preguntas chocantes en la escuela dominical, dejar de hacer los deberes y, con el paso del tiempo, experimentar con marihuana.
En un momento dado, estaba tan preocupado por lo que pensaría la congregación que presenté mi renuncia. ?Sé que las cualidades bíblicas de un anciano en la iglesia incluyen la habilidad de manejar bien su propio hogar?, le dije a la junta, ?y yo no estoy seguro de seguir estando calificado para ocupar este puesto?.
?Mi padre era pastor,? dijo el primer hombre. ?Mi hermana causó una gran cantidad de problemas en el hogar. Creo que entiendo su dolor?.
Otra persona continuó: ?Pastor, el hecho que esté ocupándose del problema de su hija es evidencia de que en verdad está manejando su hogar?. La junta decidió que debería permanecer.
Finalmente llegó el día en que mi hija cumplió 18 años, se graduó de la escuela secundaria y se lanzó a vivir por su cuenta. En los años que siguieron, el aconsejamiento le ha ayudado a apagar su enojo interior, sentirse mejor acerca de sí misma y estar en paz con Dios. Ha vuelto a entablar amistad con su madre y su padre. Cuando hablamos por teléfono o nos visita para las fiestas, es un tiempo de gozo y cariño.
¿Qué aprendimos mi esposa y yo en el proceso?
Es aceptable ventilar el dolor con confidentes leales.
Si bien al comienzo nos cuidamos de no dejar asomar nuestro problema, con el tiempo no pudimos soportarlo; y las perspectivas que logramos fueron muy valiosas.
Los consejeros desempeñaron un papel benéfico al ayudarnos. Además, finalmente invité a almorzar a un laico que había tenido tres de sus hijos en rehabilitación por uso de drogas.
- Jorge -le dije con mucho ...

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