... mental. (Esta es una de las razones por las que trabajaron tan arduamente para delinear los principios sólidos de la interpretación bíblica como un dique a la interpretación extravagante.) Pero la forma en que ellos buscaban el control del pensamiento anárquico no era la de declarar que las enseñanzas de los maestros de la iglesia eran infalibles.
Quizás el término más crucial que aparece en la declaración de Trento sea la palabra trastornar. Trento dice que nadie tiene el derecho particular de trastornar las Escrituras. Con ello los reformadores estaban completamente de acuerdo. La interpretación privada jamás significó que los individuos tenían derecho a trastornar las Escrituras. Con el derecho a la interpretación privada viene la sobria responsabilidad de la interpretación exacta. La interpretación privada da licencia para interpretar, pero no para trastornar.
Cuando volvemos la vista al periodo de la Reforma y vemos la respuesta brutal de la Inquisición y la persecución de aquellos que tradujeron las Escrituras a la lengua vernácula para hacerlas accesibles a los laicos, nos horrorizamos. Nos preguntamos cómo los príncipes de la Iglesia Católica Romana podían ser tan corruptos como para torturar a las personas por leer la Biblia. Nos deja perplejos inclusive el hecho de leer tales cosas. Sin embargo, lo que con frecuencia pasamos por alto en este reflejo histórico es que había muchas personas bien intencionadas que se hallaban involucradas en aquello. Roma estaba convencida de que, si se ponía la Biblia en las manos de un laico sin preparación y se le permitía interpretar el Libro, surgirían distorsiones grotescas que llevarían a las ovejas a la deriva, probablemente al tormento eterno. Por tanto, para proteger a las ovejas de embarcarse en un curso de autodestrucción segura, la iglesia recurrió al castigo corporal, aun al punto de la ejecución¹.
Lutero estaba enterado de los peligros de tal movimiento, pero estaba convencido de la claridad de la Escritura. Por lo tanto, aunque los peligros de la distorsión fuesen grandes, él pensó que el beneficio de exponer a las multitudes a un mensaje básicamente claro del evangelio podría aportar más a la salvación eterna que a la ruina eterna. Él estaba inclinado a asumir el riesgo de girar la válvula que podría abrir la «compuerta de iniquidad».
La interpretación privada dio acceso a la Biblia a los laicos, pero no terminó con el principio del clero educado. Retrocediendo a los días ...