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El consejero bíblico


¿Exaltar el dolor? ¿Ignorarlo? parte 2 / Continuación

... para nosotros. La maldición del pecado de Adán evita que amemos demasiado al mundo. Nos induce a esperar con anticipación algo mejor. El incentivo para quienes sienten el peso de la maldición es esperar con expectativa la consumación cuando Jesús regrese y la maldición sea borrada.
Satanás. El sufrimiento también proviene de Satanás. Él «como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 P. 5:8). Él se deleita produciendo dolor al pueblo de Dios. El libro de Job lo muestra como un enemigo que usa el sufrimiento para fomentar los propósitos de su propio reino. Es un asesino (Jn. 8:44) que inflige sufrimiento por medio del dolor físico y de distintas pérdidas. El tormento del apóstol Pablo provenía de «un mensajero de Satanás» (2 Co. 12:7). Pero Satanás puede causar un dolor más profundo que el tormento físico. Por medio de mentiras, acusaciones, y promoviendo divisiones dolorosísimas en el pueblo de Cristo, Satanás procura llevarnos a la desesperanza, cuestionando la bondad de Dios.
¿Se pone usted frenético ante el sufrimiento? Satanás es el blanco apropiado pero escurridizo. Es engañador. Su rol en el sufrimiento a menudo se pasa por alto. Se debe advertir a aquellos que sufren en cuanto a los propósitos de Satanás, de manera que puedan estar alerta a sus mentiras y luchar prontamente contra él. Se puede actuar con violencia contra este enemigo. La actitud de más violencia contra él es confiar en Dios y seguir a Cristo en obediencia aun cuando sufrimos.
Sin embargo, aquí también hay advertencias. Satanás no es la única causa de sufrimiento. Por ejemplo, aun si Satanás tiene parte activa en todo sufrimiento, su presencia no minimiza la responsabilidad ya sea de otros o de nosotros. Nadie puede decir: «El diablo me hizo hacer esto». No podemos usar a Satanás como una excusa para nuestro pecado ni podemos usar a Satanás para minimizar el pecado de otros. Quienes causaron tanto sufrimiento a Job eran totalmente responsables de un pecado cruel e infame. Quien traicionó a Jesús fue Judas, no Satanás en el cuerpo de Judas. Satanás puede causar gran sufrimiento, pero no nos puede obligar a pecar.
Dios. Curiosamente, el blanco de la frustración del que sufre por lo general es Dios; raramente es Satanás. Pareciera que los agnósticos y hasta los ateos se convierten en teístas cuando sufren. Preguntan: «Dios, ¿por qué me estás haciendo esto a mí?» «¿Qué te hice?» ¿Es verdad que Dios causa sufrimiento? Así lo creía Noemí. Al regresar ...

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