Artículos

El consejero bíblico


Fuera con la máscara / Continuación

... Tomás vino a mi apartamento y me habló de Jesús. Después de 20 minutos lo interrumpí.
─Ya sé todo lo que dicen los Evangelios ─le dije─. A los 15 años yo era cristiano. Pero nací homosexual así que...
─No, no naciste homosexual ─respondió Tomás y leyó Génesis 1: "Dios hizo al hombre ... varón y hembra.... Dios contempló todo lo que había hecho y vio que era excelente."
Así se hizo la luz en mi interior. Me convencí de que la homosexualidad no era algo con lo que había nacido, ni algo en lo que debía continuar.
Esa semana desenterré mi Biblia y empecé a leerla otra vez. Después de varios días de lucha para llegar a una decisión, me arrodillé junto a mi cama.
─Dios, no sé cómo salir de la homosexualidad, pero te seguiré. No importa lo difícil que sea. Nunca más me voy a alejar de ti.
Era el 10 de febrero de 1987. Había encontrado a Alguien que nunca me dejaría.
Yo había asistido diariamente a un encuentro de Alcohólicos Anónimos homosexuales, y tenía muchos amigos en ese grupo. Aunque seguí asistiendo, algo en mi interior había cambiado. Una noche salió el tema de si los homosexuales irían al cielo.
─No importa si somos homosexuales o heterosexuales ─les dije─. Si creemos en Jesucristo iremos al cielo.
Mis amigos quedaron mudos; nunca antes me habían escuchado decir algo así. Ese fue el comienzo del fin de mi vida homosexual.
Comencé a limpiar mi apartamento. Borré videos pornográficos y tiré a la basura cientos de dólares en accesorios homosexuales. Escribí cartas a mis amigos homosexuales contándoles sobre mi conversión. La mayoría nunca me contestó.
Mi amigo Tomás enfatizó la importancia de la disciplina, en especial la lectura bíblica diaria y la oración. Pero yo seguía sintiéndome muy solo. El me llevó a la iglesia, pero tenía miedo de que los hombres "normales" me rechazaran.
Tres meses después encontré un libro de Donald Baker sobre el rechazo. Lo llevé a casa y me lo devoré en un día. En las últimas páginas estaba la dirección de un ministerio llamado "Amor en acción", y escribí pidiendo información.
En esos días mi madre me dijo: ─John, te has esforzado mucho este último año para cambiar tu vida. Estoy orgullosa de ti.
─Sólo podía apoyarme en Cristo ─le respondí─. El produjo el cambio, no yo.
Luego de algunas semanas recibí del ministerio "Amor en acción" la información que había solicitado junto ...

Continuar leyendo