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El consejero bíblico


Los beneficios de la pureza moral / Continuación

... esta conducta, pero hago lo que no quiero hacer».

Las tres son situaciones típicas, y hay centenares de buenos jóvenes con buenas intenciones que caen en la fornicación o bien en la trampa de la pornografía. Existen muchos artículos y prédicas sobre el daño que produce la pornografía, incluso hay páginas electrónicas dedicadas al tema. (Una de las mejores es: purelifeministries.org. Hay una parte de esa página WEB, que se llama recursos en español que contiene artículos, preguntas y respuestas y hasta un libro para descargar).

Pero ¿qué podemos decir de los beneficios de mantenerse puro? Es mi deseo en este artículo resaltar los beneficios, las ventajas, los frutos y los resultados de la pureza moral.

Hay varios pasajes en el Nuevo Testamento que establecen lo que Dios desea para sus seguidores. Al leer estos pasajes es importante recordar que en la Biblia todos los mandatos se dirigen a nuestras debilidades y no a nuestros puntos fuertes. Por ejemplo, si fuera fácil vencer la impureza sexual, no habría necesidad de estos mandatos tan directos:

«La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual» (1 Tesalonicenses 4:3).

«Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles [?]» (2 Timoteo 2:22).

«¡Huyan del pecado sexual!» (1 Corintios 6:18).

«[?] así que huye de todas esas maldades» (1 Timoteo 6:11).

La orden clara que se repite en los pasajes es «huir» y nos da la imagen de ¡dar la vuelta y salir corriendo! Pero ¿por qué el mandato no es de quedarnos y luchar, como leemos en Efesios 6:10-18? ¿Acaso no estamos en una guerra espiritual? ¿No somos guerreros valientes? La respuesta es que necesitamos entender la naturaleza de ciertos pecados.

Hay pecados dominantes

Existen ciertos pecados que son «dominantes», es decir que toman control de todo el ser. Algunos son: la pornografía y otros pecados sexuales, las drogas, el alcohol, el juego y, a veces, el enojo y los celos. Debido a esta característica insidiosa del pecado, encontramos los mandatos de «huir», «alejarnos», «quedarnos lejos» y «no pasar por allí».

Los pecados dominantes nunca se encuentran solos, no suceden en un vacío; sino que siempre están vinculados a otros pecados. Por ejemplo, antes de que una persona cometa un pecado sexual, lo hace en la mente numerosas veces y durante un tiempo extendido. La Biblia lo llama «lujuria» o «codicia sexual». Antes de que una ...

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