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El consejero bíblico


Pruebas / Continuación

... para testimonio al mundo, menospreciando sus vidas hasta la muerte (Apocalipsis 12:11)

De todo ello, la vida del Apóstol Pablo es un claro ejemplo.

Escuché a Luis Palau contar acerca de un obispo que reflexionaba diciendo ?yo no se porqué cada vez que Pablo llegaba a una ciudad había una revolución y cuando yo voy a algún sitio ?se decía el obispo- sirven una taza de té?

La pregunta que se impone es: ¿Qué está sucediendo con nuestro testimonio y nuestro ministerio?
¿Nuestro mensaje y la vida que respalda esa palabra trastornan el mundo y producen el rechazo de los corazones endurecidos al evangelio? ¿Somos rechazados nosotros también por causa de nuestro compromiso o ?simplemente- nos ?sirven una taza de té??

Pablo ? en el pasaje del cual nos estamos ocupando- dice que fueron ?abrumados mas allá de sus fuerzas?.
Esto nos lleva a comprender la primera cosa que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas a través de las pruebas:

1) Las pruebas nos enseñan a no depender de nosotros mismos sino de Dios.

Esta es una primera y gran lección: no hay poder alguno perdurable en nosotros mismos, el poder es sólo del Señor. Solo en Él podemos confiar y Él permanece fiel.

Alabamos al Señor diciendo:

?Maravilloso Dios
tu permaneces siempre fiel
tu gloria y tu poder
llenan mi vida de tu ser?

¡Que maravilla; Solo en Él hay esperanza y Él es fiel por los siglos de los siglos!

¡El es centro de toda nuestra adoración! ¡El Señor nuestro Dios debe ser entronado en medio de su pueblo!

Es del Señor de quien debemos aprender a depender en todo momento.
Pablo conocedor de la fidelidad de Dios nos dice: ?El nos libró? (v.10) ¿Cuantas veces el Señor en el pasado nos ha librado de situaciones que humanamente parecían insuperables y aún nos ha librado de peligros de los cuales no llegamos a tener conciencia? Debemos tener memoria de la fidelidad de nuestro Padre y con ese fundamento podremos proclamar que ayer nos libró, nos libra hoy y confiamos y proclamamos ¡también nos librará!.

Al aprender a depender de Dios aprendemos el valor de la oración. Pablo dice que cuenta con las oraciones de sus hermanos: ¡conoce el valor de la intercesión! (v.11) .
Un hombre joven me dijo una vez, cuando yo le aconsejaba orar al Señor: ?pero sabe lo que pasa Daniel...yo soy hombre de acción y no de oración?.
Yo lo miré y le dije ?si esa es la situación entonces ...

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