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El consejero bíblico


La profecía en la actualidad / Continuación

... embargo, para hacer justicia, hay otros falsos profetas, que no son ministros de Satanás sino víctimas de un delirio místico, una enfermedad psicológica que se manifiesta como un desajuste emocional con características religiosas. En abril de 1997, la Fraternidad Teológica Latinoamericana y la Comunidad Kairós auspiciaron una consulta sobre el tema: ¿Hay un avivamiento en la Argentina? Los autores de las principales ponencias y de las respuestas a las ponencias fueron especialistas y líderes evangélicos como Hilario Wynarczyk, Pablo Deiros, Jorge León, Mervin Breneman, Nancy Bedford, Arne Clausen, Elsie Romanenghi de Powell, Edgardo Moffat, Daniel Mato y Carlos Villanueva. En ese encuentro el doctor León describió casos patológicos de delirio místico y dijo, entre otras cosas, que «la persona enferma se cree elegida por Dios para ser depositaria de una revelación que la coloca en un lugar privilegiado, y no le importa si lo que dice que se le ha revelado está de acuerdo con la Sagrada Escritura o en la lógica». Podríamos agregar que hay personas con desajustes emocionales, disturbios psicológicos, problemas éticos, conflictos familiares (u otros antecedentes que den origen a algún tipo de patología mental), que suelen aferrarse a una supuesta «experiencia espiritual», tratando así de convivir con su falta de sanidad interior. Lo mismo podría ocurrir con los que no han superado el desequilibrio engendrado por experiencias traumáticas de su pasado, o con los que están mortificados por sentimientos de culpa. También quienes viven en la frontera entre lo bueno y lo malo (en la «zona gris») están muy expuestos a caer en ese tipo de delirio místico. En general, todos estos enfermos procuran protagonizar una especie de «liturgia terapéutica sui géneris», buscando una descarga de sus tensiones interiores. En el caso del «trance profético», parecido al de los trances en Umbanda o en otras formas del espiritismo, podría decirse que es un intento de catarsis, de desahogo, pero no precisamente de una revelación divina. No olvidemos que estamos hablando de los falsos profetas, y no del don de profecía que procede del Espíritu Santo.

2 Breve comentario sobre la profecía en el Antiguo Testamento
Abraham es el primer hombre al que la Biblia menciona como «profeta» (Gn. 20:7). Dios en persona se lo dice a Abimelec en sueños. Por cierto que la ética de Abraham no había sido ejemplar al decir que Sara era su propia hermana. Sin embargo, Dios igualmente lo ...

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