Artículos

El consejero bíblico


Liderazgo: Batalla contra el desaliento / Continuación

... provienen de pensar que Dios nos ha prometido algo que Él nunca prometió, algo que nosotros creíamos que haría nuestro ministerio más placentero, más grande, más reconocido, o quizá menos difícil o con menos demandas.
Recuerdo haber leído sobre un pastor a quien se le habían pronosticado toda clase de éxitos en su ministerio. Era un buen predicador, había sido un alumno distinguido en el seminario, su iglesia madre le dio todos los recursos necesarios y unas cuantas familias para iniciar una iglesia "hija". Todo indicaba que tendría el éxito soñado, hasta que el pastor despertó a la realidad. La naciente iglesia comenzó a decaer en asistencia después del primer año, los fondos comenzaron a escasear, los ánimos a decaer. Una madrugada el pastor le confesó a su esposa: "No puedo seguir predicando porque no creo que Dios sea el Dios fiel y bueno que dice ser. El me llamó a este ministerio y ahora me ha dejado solo. Estoy listo para dejar todo". Aquella madrugada su esposa tuvo que ministrarle y decir: "Yo creo que Dios es quien ha dicho ser. Mientras dure tu crisis de fe, yo te llevaré y te sostendré con mi fe". Benditas nuestras esposas, que cuando nuestra fe y nuestra confianza fallan, están allí para alentarnos.
Como pastores y líderes enfrentamos grandes batallas. Algunos, temo decir muchos, están desmayando en la tarea. Todos nos enfrentamos a nuestras debilidades ante la magnitud de la tarea y nos sentimos inadecuados. Nadie necesita decirnos que no somos suficientemente competentes para el trabajo que tenemos por delante. La mayoría de las veces nos enfrentamos a las expectativas de la gente que nos pide y espera más de lo que podemos entregar. ¡Qué fácil es perder el ánimo en tales circunstancias!
Otras veces estamos tratando de sobrevivir con un nivel de salario con el cual es casi imposible mantener a nuestras familias. Mientras los demás miembros de la iglesia local pueden vivir buscando mejores recursos económicos, se espera que el pastor viva "por la fe, dependiendo del Señor". Ese doble estándar no sólo nos desalienta, sino que a veces nos molesta, pues todos debemos vivir dependiendo del Señor y de sus recursos para cada día.
En su libro Pastores en Riesgo, H.B. London y Neil B. Wiseman advierten que hoy más que nunca hay pastores vulnerables a "quemarse". Aunque sus estadísticas reflejan la condición de los pastores anglos en EE.UU., al conocer el ministerio hispano en Norteamérica por más de veinte años, creo que la ...

Continuar leyendo