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El consejero bíblico


Liderazgo: Batalla contra el desaliento / Continuación

... la situación entre nuestros pastores no está lejos de esa realidad.
En su estudio London y Wiseman citan estadísticas recopiladas por el prestigioso Instituto Fuller para el Crecimiento de la Iglesia. Ellos notan, entre otras cosas, que el 80% cree que el trabajo pastoral ha afectado negativamente a sus familias, que 33% cree que estar en el ministerio ha sido un verdadero inconveniente para la familia, que el 75% reporta haber tenido en su vida ministerial por lo menos una gran crisis causante de un problema emocional, que el 90% siente que fueron mal preparados para resistir las demandas del ministerio, que el 70% dice tener más baja auto-estima que cuando comenzaron, que el 40% reportó tener por lo menos un serio conflicto con un miembro de su congregación una vez al mes, que el 37% confesó haber sido parte de una conducta sexualmente inapropiada con alguien en la iglesia, y que el 70% dice no tener alguien a quien considera amigo cercano.
Quizás usted esté dando un suspiro de alivio al ver que otros se sienten como usted, o una exclamación de incredulidad al leer estas estadísticas, pero le aseguro que hay pastores y líderes al borde del desaliento.
Los autores citados, en su libro, El Pastor es una especie en extinción, sugieren que el problema consiste en que "la carga está siendo llevada por demasiado tiempo sin verdadero alivio". Estamos llegando al punto en que nuestras reservas se están agotando y estamos por rendirnos. ¿Qué hacer?
El ministerio depende de Dios
Volvamos por un momento a Salomón. La gran sabiduría que Dios le dio lo llevó a darse cuenta de lo pasajero de todo. En el capítulo 2 de Eclesiastés él va del cinismo a la frustración, a la vacuidad y al desaliento al pensar que la gran obra de su reino no resistiría el tiempo, que a su muerte algún necio lo echaría todo a perder. ¿Cómo sobreponerse a un pensamiento tan sombrío?
El reino de Salomón no duraría más de una generación. El no tenía control de lo que pasaría a su muerte. Sólo lo que Dios hace permanece para siempre. El enfoque de Salomón y el nuestro tiene que cambiar de quiénes somos nosotros y qué estamos haciendo, a quién es Dios y qué está haciendo El. Salomón exclama: "He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres" (Ec. 3:14).
Solamente cuando esta verdad gobierna nuestros corazones, podemos sentirnos libres para servir ...

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