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El consejero bíblico


Trabajando juntos / Continuación

... más de sesenta personas, necesitamos establecer mayores estructuras y mejorar los canales de comunicación. Diversas actividades realizadas por diferentes grupos de líderes o comités deber ser coordinadas e integradas en la planificación y en los objetivos globales de la iglesia. El equipo de líderes deberá presentar objetivos claros e indicar la dirección en la que debería marchar la iglesia. Entonces se creará una red de comunicaciones, pero no sin esfuerzo.

A menos que estemos dispuestos a permitir que un hombre ?el pastor? lo organice y dirija todo, los líderes deberían orar y planificar juntos. Los miembros deben ser movilizados para que el servicio sea efectivo. El equipo o comité está, por lo general, dotado de la autoridad para llevar las responsabilidades en nombre de toda la congregación. El equipo de líderes hace un seguimiento de los procesos y se enfrenta a los diferentes problemas que aparecen. Pero continuamente trata de desafiar a toda la congregación a mantener las prioridades de Dios.

Los líderes deben ser hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo y llenos de fe y sabiduría. Estas cualidades esenciales son vitales para el liderazgo espiritual pero, al mismo tiempo, si deben realizar su misión deben aprender a tomar decisiones juntos. Y esto requiere planificación y una cierta dosis de habilidad administrativa. Los líderes deben saber qué hay que hacer y deben considerar quién debe hacerlo y cuándo.

El equipo de líderes debería dedicar tiempo a estudiar los planes y a pensar en el futuro. No harán ellos todos los trabajos. Los trabajadores sabios siempre delegan para que más personas puedan participar en la obra de Dios.

Leyendo libros sobre dirección de empresas, inevitablemente encontramos una buena sección sobre el tema de la delegación. Este es un área de liderazgo que es con frecuencia poco considerada por algunos líderes cristianos bien intencionados. Trabajan hasta matarse y al final se desploman por puro agotamiento físico y nervioso. No se dan cuenta de que alcanzan este terrible estado porque no han delegado trabajo en otros.
DELEGAR
Moisés tuvo este problema. Tomó sobre sí la terrible tarea de juzgar las disputas entre los israelitas. Era un juez competente y su pueblo se dirigía a él buscando justicia. Durante todo el día el pueblo le rodeaba, esperando que juzgara sus disputas (Éx. 18:13) ¡Y Moisés casi se desplomó por agotamiento nervioso!

Su suegro, Jetro, ...

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