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El consejero bíblico


Conjugando el verbo «tarjetear» / Continuación

... su deuda sino que ¡continuará hundiéndose!

3. Comprométase a no usar más su tarjeta de crédito.
Si usted hizo ese compromiso ante Dios y, de pronto, hay un mes en que no puede cumplir con su promesa, entonces aplique este tercer principio que, en realidad, es una buena forma de practicar sus habilidades como chef... Esta es una receta de cocina que me pasaron hace algún tiempo:
a. Caliente el horno a fuego moderado hasta llegar a los 170 C.
b. Prepare una bandeja para pizza y úntela con aceite o mantequilla.
c. Coloque sus tarjetas en la bandeja y la bandeja en el horno durante 15 minutos.
d. Llame a la compañía que le envía las tarjetas y dígales que no quiere que le manden ningún reemplazo.
No se sienta mal. Lo que sucede es que ciertos tipos de personalidad simplemente manejan mejor los conceptos y las ideas concretas. Esas personas (entre ellos tengo algunos muy buenos amigos) no debieran manejar un concepto abstracto como el concepto del crédito. «Tarjetear» no es para usted. Maneje dinero en efectivo.
Si en su vida financiera usted cumple estos tres simples principios económicos, nunca tendrá problemas con este tipo de deudas y desde ahora podrá comenzar a conjugar el verbo «tarjetear» de una manera totalmente diferente.



Andrés G. Panasiuk es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, con especialización en Comunicación Interpersonal y de Grupo. Es director para América Latina de Conceptos Financieros Cristianos. Vive en Gainesville, Georgia, con su esposa Rochelle y sus dos hijas: Gabriela y Danielle.