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El consejero bíblico


Pescando en las escrituras #3 / Continuación

... Esta relación cordial y estrecha que ambos sostenían era tal vez el secreto del éxito de sus ministerios. Entre los dos formaban un extraordinario equipo misionero digno de imitarse. ¿Habla la Escritura de otros dúos como ellos? ¿Moisés y Aarón? ¿Josué y Caleb? ¿He pedido a Dios un ?Tito? para que sea mi compañero de ministerio?
Otra verdad que podemos correlacionar es aquella que tiene que ver con la estrategia misionera de Pablo para ganar a la isla de Creta. Primero, Pablo halla a un Tito; segundo, que Tito enseñe la sana doctrina a los ancianos, ancianas, y jóvenes de la iglesia; tercero, que Tito modele lo que enseña. Estrategia misionera más simple que ésta, no la hay. Pero hay una estrategia más. Pablo le da a Tito algo así como un ?manual de iglecrecimiento?, conteniendo pautas muy claras y bien definidas de lo que debe enseñar. Pregunta: ¿Qué pautas gobiernan hoy nuestras estrategias de evangelismo, discipulado y misiones? ¿Nos hemos olvidado acaso del poder transformador de la sana doctrina de Dios?
Tito era un siervo de Dios muy especial. Cuando Pablo no halla a Tito en Troas, éste se angustia. Cuando luego le ve en Macedonia, éste se llena de ánimo ( 2 Corintios 2:12-13; 7:5-7, 13-15). ¿Qué tenía Tito que traía gozo al corazón del apóstol? Si tuviéramos que trazar el perfil misionero de Tito, basados en su trayectoria de servicio, ¿cuál sería? Revise las notas de observación y descubra algunos rasgos extraordinarios de este gran hombre de Dios. ¿Cómo se correlaciona esta verdad con aquellas que Cristo demanda de sus seguidores reveladas en los Evangelios? ¿Qué tiene Tito que a mí me falta?
Lo que vimos arriba, son sólo tres ejemplos de correlación. Nótese cómo en cada ejemplo tratamos de conectar una o más verdades a otras partes de la Escritura. Pero más, nótese cómo asimismo buscamos maneras de conectar la verdad a nuestra realidad cotidiana. Quizás esta conexión no suceda de inmediato; quizás requiera un buen tiempo de reflexión y oración; no lo sé. Pero cuando esta conexión sucede, gritamos: ¡Ajá! ¡Lo encontré! Es entonces cuando podemos decir que el método inductivo ha cumplido su propósito.

©Américo Saavedra
Américo Saavedra es Peruano, actualmente reside en Quito, Ecuador. Ministra con APOYO, un ministerio para pastores de Radio HCJB.