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El consejero bíblico


LA ESCLAVITUD FINANCIERA / Continuación

... en caer en la indulgencia. Sabe que no puede pagarse un lujo, pero de todas maneras se lo da porque «se lo merece».
?Necesito unas vacaciones ?dice el indulgente, y se compra un viaje a Viña del Mar. De pronto, podría haberse ido al campo de su tía que le queda a dos horas de viaje de la casa y hubiera descansado igual. Pero el indulgente se va a Viña del Mar, toma un crucero por el Caribe, se compra una nueva computadora o trae un auto «cero kilómetro» a la casa. Después de darle la noticia a su esposa, por supuesto que también debe pagar por la internación de la shockeada mujer en una unidad coronaria, pero es parte del «gusto que se merecía por haber sufrido tanto».

6. Inadecuado mantenimiento de datos.
La persona que está en esclavitud financiera no sabe a dónde se le fue el dinero. Llega fin de mes y no tiene idea de cómo se gastó el sueldo. El área de los «gastos generales» es como un gran agujero negro en su universo financiero: el dinero que cae por allí ¡sólo Dios sabe a dónde va a parar! Le caen las «facturas sorpresa» y lo desequilibran. Sabe que su sueldo le debe alcanzar, pero no sabe por qué se «queda corto» cada mes.

Si usted se identifica con algunos de estos síntomas, hay dos o tres cosas que puede hacer:
Primero: Transfiera la propiedad de sus posesiones a Dios.
No es cuestión de orar y decirle a Dios que toda su vida es de Él. Usted debe empezar a actuar como administrador de los bienes que Dios le dio y no como el dueño de sus propiedades. «El que confía en sus riquezas caerá» (Pr. 11:28). Usted probablemente tenga que tomar algunas decisiones difíciles en un futuro cercano, y si usted es «dueño» de sus posesiones, de su casa o de su negocio, no podrá tomar esas decisiones con libertad.
Segundo: Acepte la dirección de Dios en su vida.
La Palabra de Dios dice: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas» (Pr. 3:5-6). Comience a buscar en la Palabra de Dios (y no sólo en sus asesores financieros), cuál es el camino que Dios quiere que usted tome. Permita que el Espíritu Santo le hable, no a través de «sentimientos», sino a través de la Palabra. Recuerde que nuestro corazón es engañoso. No se deje llevar por «corazonadas». Asegúrese de que sus decisiones están cimentadas en la eterna Palabra de Dios.
Tercero: Establezca prioridades familiares correctas.
A pesar de la falta de espacio para ...

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