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El consejero bíblico


Ministrando a matrimonios / Continuación

... social.

Cuando cruzamos la puerta del templo y entramos a participar de los actos, servicios o reuniones no dejamos atrás nuestras vivencias (y aún diría yo, carencias) del hogar. Todo lo contrario. La iglesia local se transforma en la suma de todos los hogares allí representados. No desaparecen los problemas. No se deja de ser padre, esposa, abuelo o hijo. Eso ocurrirá en el cielo, pero en la tierra todos nuestros roles, emociones y sueños permanecen con nosotros.

Hagamos un ejercicio rápido (si está dentro de sus posibilidades). Escriba ahora mismo en un papel una lista de todas las familias que componen su iglesia, incluso de aquellos que asisten solos. ¿Ya la tiene? Pues bien, ahora centre su atención en los matrimonios de esas familias, es decir, en Fulanito y Menganita. Fije sus nombres en su mente. ¿Cómo viven su fe? ¿Cómo están sus relaciones? ¿Cuál es el nivel de dedicación al Señor? ¿De qué manera están influenciando con el evangelio en su mundo?
¿Se ha dado cuenta que haciendo este ejercicio hemos cambiado el sentido de las flechas? Dibuje ahora otro círculo y con flechas que salen de dentro hacia fuera. En realidad lo que estamos viendo es que la iglesia local no puede dar más que lo que tiene, es decir, familias y, específicamente, matrimonios fuertes o débiles. La iglesia local es una extensión de los hogares. Lo que sea cada hogar, cada familia, cada matrimonio, eso será la iglesia. Usted lo sabe bien. No importa que sean 50 o 10.000 miembros en su congregación. Siempre será la suma de vidas felices o de hogares derrotados. Si como familia se vive la oración, el respeto mutuo, el testimonio permanente, el sostenimiento de la obra misionera o la lectura de la Palabra, entonces también lo vivirá como iglesia. Muchas veces los pastores nos transformamos en burros (con perdón) arrastrando un carromato lleno de matrimonios, cuando deberían ser ellos los que empujaran la fuerza y presencia de la iglesia en nuestra sociedad.

Ese es nuestro primer reto. Sin dejar de perder de vista que tenemos una responsabilidad individual delante de nuestro Padre, hemos de estar conscientes que el crecimiento o el deterioro de una iglesia local pasa por la salud espiritual y emocional de cada hogar.

2. EL HOGAR, UN REFLEJO DEL MATRIMONIO
No sé si en su país tienen la misma costumbre que en el mío. En España es muy común que cuando alguien te invita a su casa por primera vez y hay un cierto grado de confianza, te muestra ...

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