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El consejero bíblico


OPINIONES DISTINTAS / Continuación

... puntos de vista. Incluso, cada uno podrá aclarar aquellas opiniones contrarias que han sido hechas públicas por su hermano, cuya amistad aprecia. ¿Por qué romper la comunión con él? Por ejemplo, aprecio mucho lo hecho por un hermano bien conocido. Creo que, en general, su trabajo ha sido una bendición a muchos hogares y a la iglesia como un todo. Por otra parte, lo considero mi amigo, pero no estoy de acuerdo con todo lo que él enseña y me siento con tanta libertad como él para enseñar públicamente lo que creo. No obstante, no hemos roto nuestra amistad. Ella está por encima de nuestras diferencias. Estoy agradecido porque en él tengo la clase de hermano cristiano con el cual puedo disentir sin que ello nos separe.
Algunos no hacen más que gemir lloriqueando frente a quienes los escuchan sobre cuán terribles calumnias se han dicho sobre ellos: "¡Miren lo que ha hecho. Ha escrito un artículo donde disiente conmigo!" Estoy de acuerdo en que nadie debe difamar a otro --ya sea en un escrito o en conversaciones privadas-- ya que ambas cosas van en contra de las normas bíblicas (Ef. 4.32; Stg. 4.11). Si hubo difamación, el hermano pecó y deberá ser confrontado por ello, pero la persona agredida tampoco debe ir por todos lados contándoselo a otros. Si lo hace, tal vez estaría difamando a su hermano. En el espíritu de Mt. 18:15 y Lc. 17:3 debe acercarse al que lo calumnió buscando la reconciliación.
A menudo, el desacuerdo que se muestra en un artículo publicado es tomado en forma personal cuando, en realidad, no hubo tal intención. Algunos cristianos son tan sensibles que toman un simple desacuerdo como un ataque personal contra ellos. Disentir públicamente sobre un punto no es difamar. Y el que siente agravio por el solo desacuerdo deberá tener cuidado porque el lamento en sí, equivocadamente apunta a la crítica y puede constituirse en calumnia.
Cualquier cristiano que se considera a sí mismo maestro en la iglesia de Cristo, se expone a ser criticado por otros (Stg. 3:1). Si algunos hermanos creen que lo que enseña es perjudicial para la iglesia, tienen la obligación de señalarlo tan extensamente como el tema fue enseñado. Tal amonestación pública sobre el tópico no debe considerarse como un ataque personal ni se debe apelar a Mt. 18:15 para solucionarlo. Ese pasaje se refiere, más bien, a errores personales, conocidos solamente por ambos y quienes privadamente debieron discutir el problema que los separa. Lo que un crítico hace al señalar su ...

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