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El consejero bíblico


La autoridad de la escritura en el ministerio de aconsejar / Continuación

... el consejero abre la Biblia y presenta los principios divinos, y el aconsejado los abraza, los cambios comienzan en forma inmediata.
3) La Palabra de Dios penetra. La Biblia, empleada correctamente, juzga los motivos (algo que yo no puedo y no debo hacer, 1 Co. 4:5), abre puertas cerradas, saca al sol los trapos sucios, aclara conceptos, discierne los pensamientos y los propósitos, investiga el ser interior. (Véase Sal. 119:98-105).
Pablo declara que la Biblia es útil para enseñar, reprender, corregir, e instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios (o el aconsejado) sea capacitado y completamente preparado (2 Ti. 3:15-17). Ninguna otra orientación puede lograr estos objetivos.
Cuando oriento de acuerdo a la Biblia puedo estar seguro de que:
1) La meta agrada a Dios. Sin una autoridad absoluta, no se sabrá a qué estamos apuntando con los consejos. Cuando tratamos con problemas de la vida, la meta es que haya cambios ¿Qué clase de cambios? ¿Cuál es el objetivo? ¿La sanidad, la libertad, estar exento de problemas, o acaso la felicidad? La Biblia, nuestra autoridad, nos aclara cuál es el fin de los consejos: conformarse a la imagen de Jesucristo (Ro. 8:29; ver Gá. 2:19). Dicho de otra manera: Honrar y glorificar a Dios en todos los aspectos de la vida (Col. 1:10).
Este objetivo incluye actitudes, acciones, maneras de responder, pensamientos, decisiones, etc. Mucha gente llega a pedir consejos con sus propias metas ya establecidas, pero si dichas metas no son bíblicas, no lograrán el objetivo de ser conformado a la imagen de Cristo. Una señora me confesó llorando: "Lo que quiero es sólo un momento de felicidad". Sin embargo, no encuentro en la Biblia que la felicidad sea una meta a que aferrarse. Según la Palabra de Dios la felicidad es resultado de: el temor de Dios (Sal. 128:1,2; Pr. 28:14); la confianza en Dios (Pr. 16:20; Fil. 4:6,7); la obediencia para con Dios (Sal. 40:8; Jn. 13:17); la alabanza a Dios (Sal. 135:3); los sufrimientos por amor de Cristo (2 Co. 12:10; 1 P. 3:14; 4:13,14; veáse también Mt. 5:1-12). Como consejero, nunca puedo tener la seguridad de que podré ayudar a que una persona halle felicidad en su vida. Sin embargo, siempre estoy seguro de que puedo ayudar a la persona a vivir una vida que agrade al Señor.
2) El proceso agrada a Dios. El consejero bíblico dará consejos basa¬dos en principios que emergen de la Biblia. Solamente cuando los consejos parten de la Escritura podemos tener la ...

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