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El consejero bíblico


Instruyendo a nuestros hijos sobre temas espirituales / Continuación

... listos. Aunque no lleguen a entender algunos de los conceptos espirituales más difíciles, los niños pueden captar la esencia de casi todas las verdades. De hecho, ahora están mejor equipados para asimilar la verdad espiritual que cuando sean mayores de edad.

Por este motivo Jesús pide que tengamos la fe de un niño: «Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él» (Mr. 10:15). ¿Qué hace que la fe de un niño sea distinta a la de los adultos? Simplemente, a los niños no les preocupa lo que no entienden.

Seamos sinceros, muy pocos de nosotros entendemos mejor ahora los conceptos del infinito, la eternidad o la omnipresencia, que cuando éramos niños. Eso sí, ahora podemos referirnos a estos temas con terminología más sofisticada, pero la limitación de nuestro intelecto no nos permite captar toda la realidad. No debemos temer hacer esta admisión a nuestros hijos.

Cuando mi hijo menor concurría al Jardín de Infantes, estaba fascinado con la omnipresencia de Dios. Constantemente trataba de pensar en algún lugar en que Dios no pudiera estar. Me preguntaba: «Papá ¿Dios concurre a los partidos de fútbol?» Yo le explicaba con lenguaje sencillo lo que David dice en el Salmo 139:7-10 «¿Adónde podría alejarme de tu espíritu? ¿Adónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aún allí tu mano me guiaría, me sostendría tu mano derecha». Le aseguré a Jonathan que si Dios está en todos estos lugares, también puede soportar concurrir a los partidos de fútbol.

Al mismo tiempo le confesé que yo también estaba tan desconcertado como él frente a esta circunstancia. David también lo estaba cuando escribió: «Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo» (v.6).

Asombrosamente, mi admisión de ignorancia no le produjo a Jonathan ninguna preocupación. Al contrario, parecía estar más confortado al saber que no estaba solo. Aceptó la verdad con una pureza muy grande.

2. Evitar el lenguaje metafórico y el simbolismo incomprensible.

Con frecuencia, personas adultas, como la maestra que enseñó la canción «dulces campanas de Navidad», equivocadamente creen que la alegoría o lenguaje figurativo sirven para esclarecer alguna verdad. Para los niños, frecuentemente ...

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