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El consejero bíblico


Conflictos en la iglesia / Continuación

... es decir, a buscar la paz con los demás en forma urgente, y avanzar en la santificación sin dar lugar a las disensiones. La gente de nuestras iglesias debe ser enseñada a buscar la paz de la manera que aquí se exhorta: ¡con diligencia, con urgencia!

«Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios, que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados». Esta expresión confirma lo ya escrito en Dt. 29:18: «no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo». Estos pasajes pueden compararse con la exhortación de Pablo en Fil. 2:12: «ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor». Debemos permanecer en constante estado de alerta, observando atentamente si los efectos de la gracia se manifiestan realmente en nosotros. En uno de los manuscritos de la versión de los LXX se dice: «una raíz de amargura que cause disturbio». La raíz de amargura implica, a la luz de Deuteronomio, claudicación en la fidelidad a Dios, alejamiento, abandono de la fe. Esto suele producirse como consecuencia de enfrentamientos personales. Hay cristianos que se apartan del Señor a causa de serios conflictos en la iglesia. Esa actitud es contagiosa, y «por ella muchos son contaminados».

Hay viejas raíces de amargura que estorban durante muchos años. Conocí el caso de dos matrimonios que habían pertenecido a la misma iglesia y, debido al resentimiento causado por una diferencia de opiniones, estuvieron enemistados durante más de treinta años. La muerte les llegó sin que se hubieran reconciliado. Se habían disgustado por razones triviales pero siempre rechazaron todo intento de mediación. Vivían a poca distancia el uno del otro, pero a medida que pasaba el tiempo la raíz adquiría mayor profundidad y había miembros de su congregación que se inclinaban a apoyar a una u otra posición. Los principales protagonistas no podían perdonarse entre sí. No se saludaban. Las familias enfrentadas decidieron congregarse en distintas iglesias, donde fueron continuamente exhortadas, amonestadas o reprendidas, sin resultado alguno. Tenían en sus casas hermosos cuadros con pasajes bíblicos, pero las raíces del rencor habían penetrado profundamente en sus vidas, y con su conducta habían escandalizado a mucha gente. Excepto uno, todos sus hijos se apartaron del Señor.

Analizando ese conflicto podemos pensar en qué cosas podrían haberse hecho de parte de la iglesia para prevenirlo o solucionarlo: 1) Es necesario ...

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