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El consejero bíblico


Pastor, estoy desanimado / Continuación

... "Dios te bendiga" y desearle lo mismo? Sin embargo, vivimos en una sociedad donde reina el yo. Y eso se ve día a día en el trabajo. Las palabras que se oyen no son como las de Booz sino más parecidas a las de Santiago: "He aquí clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos" (Stg. 5:4). No digo que mi jefe me haya fallado con el salario, pero a veces falla en el aprecio. Nunca está satisfecho con los resultados, sin importar cuáles sean. Honestamente, el poquito de amabilidad o de bondad que recibimos parece ser motivado por la codicia y la autosupervivencia. Desearía que Dios estuviera en nuestro lugar de trabajo, que El fuera el dueño del mercado, pero no es así. Pastor, ¿me puede ayudar?
En cuarto lugar, los resultados del trabajo no igualan al esfuerzo. Cuando por fin encontramos un trabajo, descubrimos que no es lo que queríamos y terminamos frustrándonos por tener que enfrentarlo día a día. Parece que el esfuerzo que invierto en mi trabajo es más grande que los resultados. Es difícil ganar el sustento con tanto esfuerzo y tan pocas recompensas. Esto no tiene solución porque es el resultado del pecado del hombre: "Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Gn. 2:17). Esa maldición hace que nos resulte difícil ganarnos el sustento día tras día. Pastor, ¿me puede ayudar?
La quinta razón de mi desánimo es la inseguridad laboral. Como todo empresario, invertí muchos años y dinero preparándome para mi trabajo. Luego, como muchos, pasé semanas de agonía en busca del empleo ideal, pero hoy nadie sabe si tendremos ese trabajo el año siguiente o la semana siguiente. Sé que hay razones lógicas. La mayoría de las empresas que tenían éxito diez años atrás hoy ya no existen. Cuando nos damos cuenta de que nuestros salarios, beneficios y todo lo que necesitamos para mantener a nuestras familias nos pueden ser quitados, sentimos una gran inseguridad. Hay otros en la congregación que saben lo que es perder el trabajo y tener que volver a ...

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