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El consejero bíblico


En búsqueda de verdaderos pastores

por Guillermo Elliff

¿Guillermo, amas a mis ovejas? (Juan 21).

Esta pregunta del Gran Pastor me llegó al alma con fuerza increíble. Un accidente extraño me tuvo postrado varios meses, haciéndome descansar lo suficiente para oír la voz de Dios. Mientras sentía lo mismo que otros cuando se enfrentan con una calamidad inesperada, me puse a pensar en personas de mi congregación que habían sufrido una crisis ese año. ¿Realmente las había cuidado? ¿Me había tomado el tiempo para comprender sus dolores, sus temores, sus necesidades? ¿Había hecho lo necesario para proveer por ellas? ¿Las había amado como ahora deseaba que me amen a mí?
Cuando visitaba a mis miembros en el hospital, ¿estaba realmente interesado en su bienestar, o simplemente estaba cumpliendo con mis obligaciones de pastor, asegurándome que ellos supieran que había estado ahí? Cuando alguien moría, ¿me entristecía personalmente? Cuando alguien tenía un hijo enfermo o tenía que llevar a un padre al hogar de ancianos, ¿estaba dispuesto a emocionarme lo suficiente para comprender? Cuando me enteraba de necesidades profundas del cuerpo y decía «Oraré por usted», ¿era ésa realmente mi intención, y era suficiente mi oración?
¿Era un pastor, o simplemente un obrero asalariado? Un asalariado es alguien que ha sido contratado para una tarea. Ha aceptado el puesto debido a la recompensa material, la ganancia personal. Para un obrero asalariado, cuidar de las ovejas es simplemente un trabajo, no una pasión. A los asalariados solamente les interesa una cosa: ellos mismos.

En la época de Jesús, esta falta de amor era evidente cuando un asalariado respondía a algún peligro que amenazaba al rebaño. Simplemente se escapaba. Estaba mucho más preocupado por su bienestar personal y su comodidad que por el bien de quienes debía proteger.

Uno debe preguntarse si el tiempo promedio de permanencia de los pastores en iglesias ilustra una actitud común en los pastores. Cuando surgen problemas y conflictos, la respuesta natural del líder es protegerse emocionalmente o físicamente de los demás. A veces, diciendo «Siento que Dios me dice que es tiempo de irme», se escapa. En alguna parte ha perdido el amor por el rebaño, el tipo de amor que hace que esté dispuesto a «dar su vida por sus ovejas» (Jn. 10:11).

Tome un momento y permítale a Dios hacerle la pregunta que me ha estado haciendo todo el tiempo el año pasado:
(Ponga aquí su nombre), ¿verdaderamente amas a mis ovejas?

Las ...

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