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El consejero bíblico


Cómo Crecer SIN DINERO / Continuación

... el principio se habían involucrado también otros hombres y mujeres fieles, y así comenzó a surgir una nueva congregación tanto al aire libre como en los hogares.
Había en ese lugar un gran terreno ?sujeto a expropiación?, que el gobierno tenía destinado a la construcción de un acceso a una importante autopista. Pero aquellos audaces creyentes creían que ese terreno sería para la nueva misión. Oraron ¡y siguieron orando! Un día el gobierno dispuso el cambio del proyecto y el terreno quedó liberado para su venta. Sus dueños, una pareja de ancianos, vendieron el predio a la iglesia a un precio muy reducido. Se consiguió una vieja capilla montada de madera, de más de medio siglo de antigüedad, que pertenecía a otra iglesia y ya estaba en desuso. Fue instalada en ese terreno. La capilla resultó insuficiente porque la congregación subió a más de 100 personas. Entonces, voluntarios y voluntarias de nuestra iglesia se pusieron a trabajar por fe y, en algunos meses, con la ayuda de varios expertos, construyeron un templo para más de 300 personas, y salitas adicionales para la escuela dominical. Lo milagroso fue que, a medida que se presentaban las necesidades, Dios proveía los recursos indispensables, sin ayudas foráneas. Hoy existe allí una fuerte ?iglesia satélite?, que sirve a una importante comunidad.
El árbol, el cartel, y los automóviles
En las riberas del río Paraná había un humilde caserío. En lo alto, desde las barrancas: se extendía un barrio de clase media. El evangelio no había llegado a esos sectores. La iglesia estaba preocupada. Hombres y mujeres de todas edades decidieron caminar por las estrechas callejuelas de la villa costera y lograron entrar en varios hogares para enseñar la Biblia. Mientras tanto, un poco más arriba, sobre el borde de la barranca, otros miembros de la iglesia resolvieron comenzar una escuela dominical en el espacio vecino a una empresa que extraía arena del río. Pero no había dinero para construir un local ni para adquirir un predio. Entonces, pusieron en un gran árbol un cartel metálico, que decía: ?Debajo de este árbol se enseña la Biblia los domingos a las 10 de la mañana?. Y así lo hacían. En días fríos o lluviosos, las clases funcionaban dentro de los automóviles de los creyentes, estacionados en las inmediaciones del árbol. Una vecina, que tenía una casa a pocos metros, abrió sus puertas para que dentro de su vivienda se pudiera enseñar la Palabra. Pronto se formó una nueva y creciente congregación. Simultáneamente ...

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