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El consejero bíblico


No sea un chiflado espiritual / Continuación

... ha ido. La unción nos ha dejado. Y ahora, ¿qué?
En mis años de cristiano he visto que muy pocas personas hayan cambiado significativamente por alguna de estas experiencias intensas y rápidas.
Sí, tenemos tiempos de profunda comprensión y cambios radicales de formas de pensar, y el Espíritu Santo puede provocar cambios dramáticos y significativos. Pero creo que los cambios repentinos en crecimiento son raros, y generalmente no controlamos las circunstancias que conducen a estos cambios. En dichas ocasiones nuestros trucos espirituales no sirven de nada.
No hay atajos. Sin embargo, hay un secreto para la estabilidad duradera y la madurez genuina. Digo «secreto» un poco en broma porque en realidad no es un secreto. Ésta es una de las razones por las cuales este principio generalmente se ignora. El antídoto contra soluciones rápidas es concentrarse en lo básico, en los principios cristianos conocidos desde hace siglos y que han servido un muy buen propósito ­edificar a cristianos firmes a través del tiempo.
¿Cómo logramos una vida cristiana más profunda, más completa, con más riqueza interior? Siguiendo las disciplinas básicas fundamentales del cristianismo que Dios nos ha dado en la Biblia. Oración. Comunión combinada con responsabilidad ante otros. Estudio bíblico. Meditación y memorización. Práctica de las virtudes cristianas. Obediencia. Arrepentimiento. Adoración. Ayuno.
Éstas son cosas comunes que todo cristiano puede incorporar en su vida diaria.
La práctica continua de estas cosas a lo largo de un tiempo es lo que desarrolla una espiritualidad profunda.
No estoy en desacuerdo con los grandiosos encuentros espirituales que algunas personas tienen con Dios. Eso es muy valioso, y Dios determina cuándo tienen lugar.
Sin embargo, la gente que busca eso, a veces recibe otra clase de experiencia además de la experiencia de Dios. Por otra parte, la experiencia emocional dramática en grado extremo a menudo es un sustituto de un cambio de carácter que sea concreto y genuino.
¿Pero qué de todas esas cosas «avanzadas», de los secretos? Bueno, no hay secretos. En el cristianismo todo es público. Nunca hay necesidad de comprar un libro que afirme: «Éstos son los secretos de la vida cristiana. Esto es lo que nadie sabe».
Cuando uno lo entiende, se abre un nuevo mundo. Uno ya no tiene que ir al próximo seminario ni leer el último libro para descubrir cómo encender la lamparilla espiritual, cómo comunicarse con Dios ...

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