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El consejero bíblico


Perfil del hombre a quien Dios utiliza / Continuación

... Dios le daba una santa audacia en la entrega de su mensaje.

Frente a la clerecía, llámense príncipes de los sacerdotes, escribas, señores del pueblo, les decía: «Generación de víboras». No cedía al respeto humano, como el común de los humanos que sabemos tener mucho respeto a los poderosos. Cuando el reyezuelo Herodes le arrebata la esposa a su propio hermano, y la toma por mujer, es el hombre de Dios, Juan, quien con audacia le dice: «No te es lícito tener por mujer a la mujer de tu hermano». Consciente de su misión, no era un diplomático. Al pan le llamaba pan y al vino le llamaba vino. A cada cosa la llamaba por su propio nombre, sin temor a ser mal recibido, a ser mal visto, sin temor a la represalia, sin temor a ir al mismo cadalso, como a la postre ocurrió.

Leighton Ford, en su libro «La gran minoría» cuenta que en sus jornadas misioneras en el Africa, en un país musulmán, estaba un misionero de la Iglesia Reformada de Francia. Era un académico, un hombre notable. En el aeropuerto de esa capital africana, empezó a conversar con el misionero y resultó que este hombre en 4 años había logrado sólo dos convertidos. ¡Dos convertidos en 4 años! Un hombre tan capaz, tan talentoso, que podía estar enseñando en una universidad, con capacidades como para ayudar a una iglesia haciendo muchas cosas. Entonces Leighton le preguntó, «¿Por qué está usted aquí, si tan sólo ha logrado dos convertidos?» Aquel hombre le dijo, «Yo estoy aquí, porque Dios me tiene aquí». Sentido de vocación. Vocación a toda prueba.

Amado hermano, compañero, lector, amigo, ¿puedes decir lo mismo? ¿Actúas a la luz del llamamiento? ¿Por qué estás donde estás? ¿Por qué predicas lo que predicas, enseñas lo que enseñas, visitas, haces, vives? ¿Por qué? «Predico porque no puedo hacer otra cosa. Arde dentro de mí un fuego que me abrasara si callare», dijo alguna vez el célebre predicador londinense, Carlos H. Spurgeon. ¿Por qué enseñas, por qué sirves, por qué visitas? ¿Estás consciente de tu vocación al ministerio cristiano?

Es hombre antorcha, es hombre tea

Ahí mismo, en Juan 5:55, leemos: «Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad». Versículo 35, «El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz».

En segundo lugar, el hombre de quien hablamos, que Dios puede usar con poder, como usó con poder al hombre cuyo perfil estamos tratando de presentar, ...

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