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El consejero bíblico


Uso y abuso de la televisión / Continuación

... cristiano no puede vivir encerrado en una torre de marfil, aislado del mundo, en su iglesia local. Necesitamos conocer y auscultar bien las realidades que nos rodean. Si queremos que nuestro mensaje sea relevante para el mundo hemos de ser capaces de tener un ojo en el televisor y otro en la Biblia. Hemos de saber ver y leer lo que ocurre en nuestro mundo. Y necesitamos interpretar estas realidades con los ojos y la mente de Cristo.
Algo parecido podríamos decir, en segundo lugar, del potencial pedagógico e incluso terapéutico de la televisión. Los programas documentales pueden ser un instrumento de información adecuado. El beneficio cultural de ciertos contenidos es enriquecedor. El televisor en un hogar de ancianos, por ejemplo, puede ser un medio de apoyo psicológico excelente; pero todo ello ha de ser con el contenido adecuado, en el momento adecuado, y a las dosis adecuadas. Podríamos mencionar también su valor como instrumento sano de distracción. A veces ciertos programas sirven para «desconectar» de la tensión vivida en el trabajo. Tiene una función de relax, sobre todo para algunas personas. Es para ellos un lavado de cerebro que les ayuda a olvidar los problemas del día. ¡Algunos incluso lo utilizan como somnífero! Vemos, por tanto, que hay aspectos positivos que hemos de potenciar. En este sentido la televisión es como un antibiótico: administrado a las dosis adecuadas, por la vía adecuada, y en el momento adecuado ¡puede ser de notable beneficio?!
Pero de la misma manera que un antibiótico es susceptible de abuso y entonces sus efectos son negativos, lo mismo ocurre con el televisor. ¿Cuáles son los peligros principales de la televisión? Empezaremos considerando los efectos negativos que derivan de la «dosis», la cantidad de horas de consumo de televisión.
El abuso de tiempo delante del televisor nos plantea tres graves consecuencias que afectan tanto al niño como al adulto. En primer lugar, es una forma pasiva de ocio que reprime, hasta atrofiar, la creatividad y la imaginación. La televisión, al ser un medio fundamentalmente pasivo, implica muy poca participación, a diferencia, por ejemplo, de la lectura. No estimula una facultad indispensable para los niños y terapéutica para los adultos como es la creatividad. Esto es vital porque el ser humano, hecho a imagen y semejanza de dios, ha nacido para crear. La atrofia progresiva de la creatividad humana lleva a una generación de personas adocenadas, sin criterio, despersonalizadas. ...

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