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El consejero bíblico


La parábla del hijo pródigo / Continuación

... administrarla. Tiene que concretar la venta y salir del pueblo lo más rápido posible. Como ya se dijo, la ley judía no permitía tal venta; pero al hijo pródigo lo tiene sin cuidado.

4. La ceremonia qetsatsah. De acuerdo con el contenido del Talmud de Jerusalén, los judíos del tiempo de Jesús aplicaban un método de castigo a todo muchacho judío que perdía la herencia familiar en manos de gentiles. Este método se denominaba «la ceremonia qetsatsah». Cualquiera que no cumpliera con las expectativas de la comunidad tenía que enfrentar la ceremonia qetsatsah si se atrevía a regresar a su pueblo natal. La ceremonia era sencilla: los habitantes del pueblo traían una gran vasija de barro, la llenaban con nueces quemadas y maíz cocido y la rompían frente al culpable. Mientras se llevaba a cabo esta ceremonia, la comunidad gritaba: «esta persona es apartada de su pueblo». A partir de ese momento, el pueblo ya no tendría ninguna relación con el joven descarriado.
Los judíos del siglo primero evitaban cualquier contacto con aquél que transgrediera el código de honor del pueblo y, al parecer, todo acercamiento estaba completamente prohibido. A medida que se aleja del pueblo, el hijo pródigo sabe que no debe perder el dinero entre los gentiles. Sin embargo, lo hace. En el país lejano vive entre gentiles que crían?¡cerdos!

5. Un vivir costoso. Al hijo pródigo se lo acusa de «vivir perdidamente». Sin embargo, el adverbio griego que aparece en esta frase no implica inmoralidad. (Traducciones sirias y arábigas han preservado este sutil e ínfimo detalle durante 18 siglos). Jesús no da ningún indicio en cuanto a la manera en que el hijo pródigo gastó el dinero. Sólo se nos dice que lo malgastó. Al final de la historia, el hijo mayor acusa públicamente a su hermano de haber gastado el dinero en rameras. Pero, como recién llega del campo, no está al tanto de lo sucedido. Evidentemente quiere exagerar los fracasos de su hermano.

6. La búsqueda de empleo. Una vez gastado el dinero, el hijo pródigo naturalmente regresaría a su casa. Pero ha roto las reglas. Sabe que, si regresa, lo espera la ceremonia qetsatsah y, por ende, está desesperado por recuperar el dinero de alguna manera. Para lograrlo necesita un trabajo rentable. Dos veces intenta conseguir uno. El primer intento consiste en alimentar cerdos en el país lejano. El segundo consiste en un plan que idea y articula en vísperas de su regreso al hogar. Estos dos planes merecen una cuidadosa ...

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