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El consejero bíblico


UN buen final / Continuación

... tal fin.
2. Disfrutaban de intimidad con Cristo y experimentaban continua renovación interior.
La intimidad con Cristo es la substancia de nuestro ser interior. Salomón, el rey de Israel, escribió en Proverbios: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida" (4:23). El poder para guiar y ministrar viene de la vida interior. Este era el área de enfoque de la vida del apóstol Pablo: Conocer a Cristo íntimamente (Fil. 3:10). La consideraba una práctica de por vida que necesitaba múltiples llenamientos.
En Jn. 14:21 Cristo nos asegura que si obedecemos los mandamientos de Dios, el Padre y Cristo nos amarán y nos revelarán más de sí mismos. Mateo 11:28-30 nos invita a unirnos en yugo con Cristo--a obedecerle y trabajar en unión con El y por lo tanto a aprender de El. Cuando era niño trabajé todo el día con mi padre en un trabajo duro de reparación. Estábamos solos los dos, pensando, excavando, traspirando, conversando--para reparar una cañería y válvula de agua. A través de esa experiencia aprendí más de él que nunca antes. Nos "unimos juntos en yugo".
Al pasar tiempo con Cristo, tratando de vivir en obediencia y ministrando a sus ovejas juntamente con El (Jn. 21:15-17, Mt. 25:40), habrá tal intimidad con El que cada área de nuestra vida ser verá afectada. La integridad y el carácter semejante a Cristo serán parte de nosotros al tiempo que permitimos al Espíritu Santo tomar posesión de nuestra vida y al tiempo que experimentamos una continua comunión con El.
Cuando notamos falta de integridad en nuestra vida exterior, es un síntoma claro de falta de integridad en la vida interior que nadie percibe. Y cuando hay falta de integridad, no hay poder espiritual, confianza, libertad ni transparencia. El secreto de la integridad interior es intimidad con Cristo.
La mayoría de los líderes que hemos estudiado que no terminaron bien fallaron en su vida interior. Su integridad se deterioró y tomaron malas decisiones. Al concientizarse del creciente abismo entre la verdad y la vida en su ser interior y temiendo ser descubiertos, se apartaron de la comunión que más necesitaban...y de la comunión con Cristo.
Hace varios años conocí a un anciano hermano que gozaba de intimidad con Cristo por vivir en integridad, haciendo evidente el fruto del Espíritu (Gá. 5:22-23) y pasión por la gloria de Cristo. Mientras oraba con él percibí en mi corazón la presencia de Cristo y la familiaridad que disfrutaba con El. Le pregunté ...

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