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El consejero bíblico


DESAFÍOS / Continuación

... a poner su confianza en Dios por medio de Él, a aceptarle como su Salvador y servirle como a su Rey en la comunión de la iglesia».

Entendámoslo y creámoslo de una buena vez: ¡no puede haber cristianismo sin Cristo! ¡No habrá transformación social si no le damos a Jesús el lugar que le corresponde, tanto en nuestra relación con Dios como en cada uno de nuestros procederes!

Alcanzar a todos

«Me siento en deuda con todos, sean cultos o incultos, sabios o ignorantes». (Romanos 1.14)

Necesitamos readaptar los métodos a fin de alcanzar a toda la gente y dejar de «pescar en la pecera». Esta frase, que por repetirse hasta el hartazgo quizás haya perdido su fuerza, debería llevarnos a sentir vergüenza por desperdiciar tantos recursos de parte del Señor en esfuerzos infructuosos, activismo desgastante y compromisos que Jesucristo jamás le ha pedido a Su iglesia.

Antonio Cruz escribió: «La predicación del mensaje del salvación concierne a la iglesia y debe ser ella quien medite y asuma la responsabilidad de proponer formas y métodos adecuados para la realización de dicha tarea».

El Señor nos encargó llegar a todos: ricos y pobres, socialistas y capitalistas, heterosexuales y homosexuales, judíos y palestinos, niños y adultos, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, famosos y anónimos, intelectuales e ignorantes, poderosos y oprimidos, sanos y enfermos, limpios y sucios, saciados y hambrientos, carismáticos y tímidos, creyentes y ateos. ¿Por qué, entonces, no nos ponemos de acuerdo para hacer lo que tenemos que hacer?

A veces pienso qué ocurriría si los cristianos nos pusiéramos de acuerdo en tres aspectos: investigar seriamente nuestras sociedades y descubrir qué sitios todavía no han sido alcanzados, unir esfuerzos para llegar efectivamente a cada uno de ellos con el mensaje y el amor práctico por el prójimo, y decidir enfocar toda inversión de dinero, tiempo, talentos y esfuerzo en llevar a cabo la misión que nos encomendó nuestro Señor. ¡Y esto sin considerar quién realice la tarea ni quien se lleve la «foto» por los logros obtenidos! (¡Ah! ¡Cuánto debemos cambiar si queremos transformar nuestra generación!).


Comunicar claramente

«Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí». (1 Corintios 14.11)

Seamos sinceros y honestos: la gente que todavía no conoce a Jesucristo como Señor y Salvador ...

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