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El consejero bíblico


Amor con firmeza / Continuación

... que todos lo imitemos "como hijos amados. Y "andad en amor" (Efesios 5:1-2). En tal caso, el Señor nos usa como instrumentos de justicia para estimular a otros creyentes al amor y las buenas obras (Hebreos 10:24). A través de su Espíritu, su Palabra y la experiencia El nos capacita para ejercer el amor con firmeza (2 Timoteo 1:7; Romanos 15:14).
Una advertencia: Siempre habrá hermanos en la fe que resistirán el ministerio del amor firme. Habrá quienes nos critiquen o calumnien por atrevernos a enfrentarlos con su mal. Habrá quienes se alejen de nosotros por no entender nuestros motivos. Habrá quienes nieguen su necesidad y sigan tercamente en su pecado. En cuanto a los primeros grupos, seguimos firmes y sin tambalear en nuestro amor por ellos. Del último grupo, tristemente el amor firme dicta que nos alejemos de ellos, dándoles la oportunidad de recapacitar y de hacer los cambios o dar los pasos que requiera su caso. Estos hermanos desviados servirán de ejemplo para otros creyentes. También habrá, gracias a Dios, quienes responderán debida y positivamente, serán restaurados, y servirán de bendición y ejemplo para todos en la congregación.
Abundan conocidos textos bíblicos que nos hablan al respecto. Pero hasta se nos hace un nudo en el estómago al contemplar lo que implican estos versículos. Consideremos algunos:
"Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece" (Proverbios 27:6). "Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo" (Proverbios 27:17). "...no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas" (Efesios 5:11).
Cuando alguien que profesa ser cristiano no escucha a quienes, por amor, lo reprenden y amonestan, el Señor toma sus propias medidas para corregir porque El sigue amando a esa persona. Por ejemplo, la Biblia declara que el Señor amó a sus discípulos hasta el fin (Juan 13:1). Asimismo El sigue amando a todos los creyentes con el mismo amor profundo y perfecto. Y porque nos ama, nos disciplina. Consideremos lo que el apóstol Pablo escribe en el caso de algunos creyentes de Corinto que jugueteaban con la cena del Señor: "Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo...porque el que come y bebe indignamente...juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros muchos duermen" (1 Corintios 11:28-30). Los desordenados recibieron, según la necesidad, una disciplina cierta y severa del Señor, ...

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