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El consejero bíblico


El Señor dio, El Señor quitó

Por Daniel Zuccherino

En los albores del cristianismo el Imperio Romano, que en general había sido hasta allí ampliamente tolerante en lo religioso (con las puertas del panteón abiertas de par en par para los dioses paganos) se mostró francamente hostil respecto del cristianismo.

Ciertas posturas de los primitivos cristianos llevaron a las autoridades romanas a considerar a éstos como peligrosos rebeldes. (Por ejemplo cabe citar que mientras que el paganismo sostenía que una persona pertenecía en cuerpo y alma a su ciudad, los cristianos enseñaron que, en el marco de su soberanía, Dios estaba absolutamente por sobre el Estado y las autoridades terrenales, contradiciendo de ese modo la enseñanza pagana).

Pero más que ningún otro factor fue la conducta y la ética de los cristianos la que generó la mayor reacción, por la sencilla razón de que dicha ética chocaba abiertamente con la depravación de las costumbres y el despotismo imperante.

Como puntos salientes entre las enseñanzas cristianas que tuvieron profundo impacto social, cabe mencionar: la revalorización del papel de la familia (en el marco de enseñanzas morales totalmente opuestas a las del paganismo), la dignificación de la mujer (que de la degradación que sufría en el mundo pagano pasó a ser considerada en la comunidad cristiana como "coheredera de la gracia de la vida"), y un cambio sustancial en la valoración de la vida humana, al sostener el carácter sagrado de la misma, oponiéndose en consecuencia al infanticidio y al aborto.

(Debe señalarse que el mundo romano practicaba tanto el aborto como el infanticidio mientras que las comunidades cristianas consideraban tales actos como homicidio).

El cristianismo y la vida humana.

Expresado en sencillos términos y conforme las enseñanzas del Señor Jesucristo y de las Escrituras, los cristianos creemos que Dios, en su soberanía, es el único dador y sustentador de la vida y sólo Él puede quitarla.

En ese sentido los cristianos se unen en proclamar que sólo el Señor da y quita la vida (Job 1:21). La Biblia otorga un carácter sagrado a la vida humana y destaca el valor inestimable que la misma tiene para Dios. El Señor es quien creó al ser humano a su imagen (Génesis 1:26-27) y quien asimismo sostiene la vida y quien nos ha redimido con su propia sangre dando con ello la prueba más concreta y contundente de cual es el valor del ser humano para Él (ver 2 Corintios 6:19).

Dice, ...

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