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El consejero bíblico


Ayuda para bulimicos parte 1 / Continuación

... habla de sus malos hábitos como si fueron algo que ella padece o sobre lo cual no tiene control alguno. Los nombres de enfermedades por cierto son útiles y apropiados para describir problemas somáticos, anormalidades orgánicas que afectan el normal funcionamiento fisiológico, sea que deriven de procesos infecciosos, debilidad natural, o estrés causado por el ambiente. En muchos casos uno no es responsable de estar enfermo. En otros casos, la enfermedad o la afección es el producto de ciertos comportamientos, por ejemplo el fumar, el beber en exceso, la conducta promiscua, la drogadicción, un deficiente régimen de comidas, etc. Sin embargo, aun en esos casos originados por comportamientos, la enfermedad habrá de tener un diagnóstico, un pronóstico y una patología fundamentada en algo orgánico.

En la actualidad hay muchos comportamientos (el alcoholismo, la codependencia, la bulimia, la anorexia, etc.) a los cuales popularmente se los clasifica como enfermedades. Por lo general, la gente cree que son verdaderas enfermedades. Es verdad que hay ciertos efectos fisiológicos por la continua práctica de hábitos de inanición o glotonería seguida por vómitos, pero no se conocen agentes químicos, lesiones cerebrales, genes, virus o bacterias que causen este comportamiento. Lo que quiero decir es lo siguiente: la bulimia no es una enfermedad; es un comportamiento. La designación «bulimia» hace que este aspecto quede nublado.

En segundo lugar, el uso de rótulos y etiquetas puede engañar sutilmente al aconsejado y llevarlo a creer que cuenta con una excusa para el pecado. «No puedo evitarlo? No puedo parar? Tengo una enfermedad: tengo bulimia? Es lo que dijo el consejero?» Ninguno de nosotros necesita de nuevas excusas para el pecado (por ejemplo, «es una enfermedad»), ya que por nosotros mismos podemos pensar en suficientes excusas. Somos responsables de nuestro comportamiento sea que ese comportamiento tenga o no un término médico como rótulo. Las excusas no solo excusan sino que condenan. Si su aconsejada cree que tiene una enfermedad con una causa desconocida y para la que no se conocen curas, es muy fácil que sienta desesperanza o caiga presa de «remedios» que son una farsa.

En tercer lugar, el uso de determinada designación puede hacer que algunas aconsejadas crean que Dios necesita «curarlas» a fin de que ellas puedan cambiar. Su aconsejada puede creer que en vista de que sufre de una enfermedad, el único sendero hacia la libertad ...

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